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domingo, 26 de mayo de 2013
La Quinta por Salvador Giménez
¡Qué lástima que para ver estos encastes singulares tengamos que recurrir a festejos menores¡ La novillada que lidió La Quinta ayer en Córdoba tuvo todos los ingredientes para hacer disfrutar al aficionado y espectador. Una presentación irreprochable acorde a su encaste, pitones íntegros, pueden dar fe los mozos de espadas, y lo que es mejor una bravura inusual en esta época de toros uniformes en su comportamiento. Pero claro la casta y la movilidad son ingredientes que no permiten el toreo de hoy. Los novilleros, más toreados de lo que pueda parecer, solo estuvieron a medias. Los pecados del llamado toreo moderno se hicieron evidentes. Todo quedo a medias. Los de La Quinta pedían poder, firmeza y mando. Los noveles solo le mostraron lo que les enseñan y ven. El santacoloma pide más, mucho más, sino te empiezan a incomodar y a complicar la vida, motivos por los que se han visto excluidos de los mal llamados carteles de campanillas.
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