Rafael
Reyes corta la única oreja de la tarde, en la que el mal uso de los aceros por
parte de la terna impidió que hubiese mayores triunfos.
Buena, muy buena, resultó la novillada enviada por la
ganadería de La Quinta. Novillos bien presentados, en la línea de su encaste
santacoloma, con motor, movilidad y sobre todo bravura. Eso sí, con los
problemas típicos de la casta, que en ocasiones desbordó a los actuantes, pero
todos con un juego interesante, tanto para toreros como para aficionados y que
a la postre hizo que el espectáculo tuviera un éxito numérico mayor, pero,
cuando el toro se mueve, poco importan las orejas, que a la postre no son más
que despojos.
Abría cartel el novillero manchego, pero alumno de la
Escuela Taurina del Circulo Taurino de Córdoba, Emilio Bresó, que evidenció un
estilo personal y vertical que le hace aportar algo distinto. A sus dos
oponentes los recibió con una espaldina a portagayola, en su segundo sufrió una
espectacular voltereta, a la que siguieron lances en los que siempre mostró
intención de hacer las cosas bien. Con la tela roja sus dos faena tuvieron el
mismo denominados común. Quietud, mucho valor y personalidad. Las cosas le
salen unas veces sí y otras veces no, pero apunta variedad con el pecado, eso
sí, de un punto de frialdad que hace que le cueste llegar con facilidad al
tendido. No obstante, su bisoñez es ahora disculpa para los posibles defectos
que se le puedan buscar.
Lagartijo tiene el toreo metido en la cabeza. Lo ve todo,
excepto la suerte suprema, con una facilidad pasmosa. Torero con una cabeza
privilegiada y encima con buen gusto. Sabor tuvo el recibo con el capote a su
primero con la rodilla genuflexa y buen gusto sus dos faena de muleta. Mejo la
segunda, un trasteo de menos a más en el que destacó al natural. Lástima que la
espada siga siendo su asignatura pendiente. Entra a matar a lo que salga, no
hace la suerte, no cruza y así es imposible. Tiempo hay de perfeccionarse. Su
toreo espontáneo y natural no puede emborronarse con la mala ejecución de la
llamada suerte suprema.
Rafael Reyes continúa apuntando alto. La concepción de su
toreo se ha visto notablemente depurada. Fácil y valiente con el percal
buscando la variedad. Banderilleó con soltura a su segundo. Con la muleta trató
de hacer un toro de mucha ortodoxia a sus oponentes. Cites en la larga
distancia para después tratar de parar, templar y rematar atrás los muletazos.
Su toreo tiene consistencia y pureza con las lagunas obvias de quien aún está
empezando su carrera.
GANADERIA: Seis erales de La
Quinta, bien presentados y de buen juego en líneas generales. Los seis
fueron ovacionados en el arrastre.
TOREROS: Emilio Bresó,
de marfil y oro. Ovación con saludos y vuelta. Javier Moreno “Lagartijo”, de blanco y oro. Ovación
con saludos y palmas al retirarse a la enfermería. Rafael Reyes, de azul marino y oro. Oreja y ovación con saludos
desde los medios.
INCIDENCIAS: Plaza de toros de Los Califas de Córdoba. Primer festejo
del abono de la feria de Ntra. Sra. de la Salud. Novillada sin picadores. Un
tercio de plaza en tarde de temperatura primaveral. Javier Moreno ‘Lagartijo’
fue atendido en la enfermería de un corte que se produjo con el estoque al
entrar a matar su segundo novillo.
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