Perera cortó una oreja al peor lote
de la corrida de Albarreal
Seis toros de
Albarreal de buena presencia (el primero más justo) y de buen juego (destacó el
bravo sexto), se corrió turno y el enlotado como quinto se lidió por el segundo
cuando se lesionó neurológicamente el titular al topar contra el peto. Se lidió el sobrero
en quinto lugar
Miguel Ángel Perera de
verde y oro. Petición y Oreja tras petición de la segunda
José Doblado de Blanco
y plata. Dos orejas y dos orejas
Manolo Contrerás se
desmonteró en el sexto
Una plaza de toros de llena, una población con sus restaurantes
y resto de lugares de ocio llenos y un albero que albergó la torería de un
catedrático del viejo arte de la tauromaquia como es Enrique Ponce, que hace lo
imposible fácil, de Miguel Ángel Perera un torero que no negocia con su verdad y
con la raza grande de las ganas de José Doblado.
Salió una corrida a modo, con toros de muy buena
presentación, el primero más terciado. Del juego de los marquesones de
Albarreal hay que hablar del buen
tercero, del excelente sexto y de un toro que salió en cuarto lugar y que en
manos de Enrque Ponce pareció un toro de bandera. Al toro, mermado tras tres
volteretas, lo educó el valenciano, lo
sobó, lo cuidó, lo desengañó y cuando pudo se montó encima de su bravura y le
enjaretó una faena en el Ponce más clásico. Gracias a la política de precios de
esta plaza, había muchos niños hoy en la plaza, niños que algún día podrán
decir que vieron el 21 de Abril del 2013 torear a un torero de Chiva, historia grande
del toreo, poder y versatilidad en un traje de grana y oro, pues esos niños
podrán decir que vieron la mejor versión del que mandó en la fiesta en la
última década del siglo pasado. Torero de faena larga, de hacerse a los toros,
de desengañarlos, de buscarle los terrenos y las querencias. Los doblones aún
chispean en la retina, el abaniqueo fue aquel mismo que deslumbró en Peñalosa
cuando era un mico. ¡Pasó por Palos un torero de época y pasó con su grandeza
íntegra! Ante el primer toro ya dejó sobre el albero del Descubrimiento
toneladas de sapiencia taurina, ante el noble y justo de fuerzas toro, se
mostró seguro, estético y dominador. La espada no fue su fuerte.
Perera tiene un problema. Un problema gordo, que se va a arreglar
el día que le cambie la suerte. No le embistió con la raza necesaria ninguno de
los dos de su lote. Como le pasó en Sevilla esta misma semana, en sus dos comparecencias
en la feria de Abril. Su toreo poderoso, que no negocia el concepto, que no
entiende de plan B, de replantear posiciones. La estrategia del de La Puebla
del Prior es sencilla, los pies asentados, la muleta en los hocicos siempre, el
viaje cada vez más largo y los vuelos por el albero. Ante su lote de hoy no
pudo desarrollarlo, pero el alto torero no se solivianta, no se acelera, no
intenta otra cosa que volver a intentarlo. Así los toros acabaran por embestir,
y su pureza de filosofía se impondrá. Esta tarde el primero sólo le aguantó dos
series. Al quinto de la tarde, que entró como sobrero, lo pudo cuajar por el
derecho, el castaño tenía más bríos y celo, por el izquierdo era más complicado,
se vencía y no pasaba. Remató ambas faenas con dos estoconazos, la hoy cicatera
presidencia le negó una oreja de cada toro.
José Doblado empieza a resultar un torero inclasificable, no
torea más que una o dos corridas al año, siempre acartelado con figuras del
toreo, se prepara para la ocasión como si fuera a hacer temporada en España y
América. Ahora sale el toro y no sólo es que los toreé como si hubiese toreado
cien corridas, no es sólo que se fajé como si disputase el liderato del
escalafón, no es sólo es que se guste como si torease para si mismo. Es que
además cuando echa la muleta adelante llega a las gradas de su pueblo con una
conexisón y una verdad que impresionan, mejora en cada festejo, afina su
puntería con la espada y se le ve feliz con su sitio en el toro. Hoy estuvo
cumbre con dos toros de distinta condición. Al tercero, que no humillaba y le
costaba transmitir, lo cuajó con el capote y luego, tras mostrar sus
complicaciones en banderillas, le estructuró una faena importante en base a la
técnica y el manejo de los engaños. Pareciese que hubiese habido un trasvase de
conocimientos con Enrique Ponce, faena de técnica.
Pero salió el sexto, un toro de apostar, de exigencia
máxima, un buen toro en bravo. Y ahí se vio la versión más enrazada del torero
de Palos, la muleta buscando la bravura del toro, la series de hasta seis
muletazos, un susto del toro con golpe en la cara incluido, acabo de sacar la
casta de torero que atesora Doblado para culminar una faena de las más serias
que recordamos a este torero del que conocemos toda su singladura.
La apoteósica salida a hombros del torero con un maestro de
la importancia de Enrique Ponce supone un escalón más en El Coso del Descubrimiento,
la viva historia de una plaza que ya tiene recuerdos y gestas para escribir un
tratado de tauromaquia.
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