Pongamos en un lista: intruso, advenedizo, estómago agradecido, trepa, enterao, fatuo, nuevo rico, matao, ladrillero, vanidoso, ladrón de oído, sinservir, twittero, sueldopobre, tunelero, rebotao, pelota, cotilla, aspirante, meritorio, chascapiedras. comepan, fachendoso, cuentacuentos, cazasubvenciones, propietario de ganado, banderillora, juntaletras, ganaduros, cogeldineroyvuela, empreserios,saltatapias, ... seguro que se os ocurren millones, algunos hasta más originales. Todos los que preceden los han oído por estas orejas que se van a comer los gusanos si nadie les mete fuego
Pensemos en el toro y relacionemos los apelativos anteriores con los distintos estamentos que componen este mundo y analicemos.
¿Existe el intrusismo en el toro? ¿Es este uno de los problemas de la tauromaquia?
Esto es lo que vamos a analizar en una serie de entradas. Pero sentemos antes una serie de premisas que no distorsionen el asunto.
Después de la parrafada del inicio, si ahora decimos que el intrusismo en el toro es residual y que prácticamente no existe, dirán ustedes con razón que vaya leche de entrada. Pues así es, el intrusismo, definido como desarrollo de un actividad profesional sin estar en posesión de los requisitos legales exigidos para su desempeño, no existe en el toro, o mejor, no existe más que en algún reducto delictivo, se trata de casos perseguidos penalmente por la justicia.
Lo que si que entendemos es que pueden existir y existen graves faltas de competencia profesional en los distintos ámbitos de actividad relacionados con el toro. En concreto, hablamos de carencias, de falta de cualificación, de escasez de experiencia, de posibilidades formativas, de regulación coherente que impiden que un festejo taurino se desarrolle con normalidad desde que se anuncia hasta que es cerrado administrativamente.
El que va a firmar esto, si es capaz de que salga algo decente, no ha estudiado periodismo, la únicas universidades que ha pisado han sido la de veterinaria en Cáceres y la de ITA en el "Poli" de Huelva, no hay recuerdos académicos reseñables más allá de una foto en el mesón extremeño de la Plaza Mayor que me acredita (bajo el seudónimo de Yiyo) como segundo campeón de macetas de Mahou del año 86, mis hazañas en los equipos de rugby y baloncesto y mis entrenamientos al equipo femenino de fútbol sala (futbito de toda la vida).
Aclarado esto, explicamos que mi introducción en el mundo del periodismo taurino viene del año 97, cuando Rafael Mezquita me invitó como aficionado a las tertulias del Hotel Monteconquero, lo que me abrió las puertas de COPE donde inicié un programa mensual, más tarde, a la muerte del bueno de Mezquita, me hice cargo de las tertulias. En el año 2002 entre en Odiel como responsable de las páginas taurinas. En 2010 codirigí y copresente "Tierra de Toros" en Canal Luz Sevilla. En el año 2012 realice la programación taurina de CNH en Huelva. En el año 2007 di vida a este engendro que ustedes leen, Ambitotoros, para mi página de información taurina local con aspiraciones universales, con ribetes de blog personal. En medio he publicado en Aplausos, 6Toros6, colaboro con Burladero y algunos otros medios locales hablados y escritos.
No se trata de buscar trabajo, que no vendría mal, se trata de sentar las bases para argumentar sobre el intrusismo, o competencia desleal, en el toro.
Una vez situado el problema, aclaradas algunas premisas, en los siguientes post iremos analizando, los pecados, no ya de intrusismo, sino de falta de profesionalidad.
Pasaran por estas páginas matadores, novilleros, rejoneadores, profesionales, veterinarios, delegados de la autoridad, ganaderos, presidentes y periodistas.
Hoy empezaremos por nosotros mismos, los que contamos cosas de toros.
Periodistas.
Simplificando, de toros escribe hasta el tonto del pueblo.
Empecemos analizando el asunto del intrusismo por los periodistas ¿El quinto poder? ¿Todos los que escriben, hablan, opinan de toros están capacitados taurina y técnicamente y gozan de la independencia necesaria para hacerlo? ¿Sólo pueden escribir o hablar de toros quien ha pasado por una facultad de periodismo?
Hay una vieja disquisición que divide el gremio entre los periodistas de oficio y los periodistas de carrera. Los periodistas de carrera han pasado por la facultad de periodismo con mayor o menor éxito, tienen un título universitario que los acredita como periodistas, sus masters, su formación.....
Al otro lado del ring, tenemos, estamos, los que no hemos pasado por la facultad de periodismo, los que seríamos considerados intrusos, o competidores desleales
Pensemos en el responsable de recursos humanos de cualquier empresa de comunicación que tuviese que cubrir el puesto de redactor de las páginas taurinas de su medio, Buscaría una persona con los conocimientos técnicos necesarios, que supiera expresarlos de forma técnicamente correcta y con un estilo cuanto más original y brillante mejor. partiendo de valores personales y laborales básicos (presencia, educación...) y exigiendo independencia para ejercer en libertad. ¡Ah claro! y que estuviese dispuesto a aceptar las condiciones laborales ofrecidas en sueldo, horarios y resto de condiciones.
Periodistas de carrera son Arnás, Moncholi, Casas..., se supone que con el dominio técnico de los medios, el sujeto, verbo y predicado bien puestos, exigido por ese imaginario director de recursos humanos.
Algunos de ellos suman además una carrera profesional en el mundo del toro más o menos extensa y exitosa como el onubense Juan Posada. Aquí podrían estar Juan Carlos Gil (6toros6), Álvaro Acevedo (Cuadernos de Tauromaquia) o Patricia Navarro (La Razón).... Parece que este último grupo tendría el criterio suficiente para juzgar desde el conocimiento y expresar desde la formación lo que acontece en una plaza de toros. Pero ¿Y la independencia? Se podría pensar que a este grupo les costará hablar de quienes son sus compañeros de viaje. En todo caso, hay una máxima bíblica "por sus hechos les conoceréis" perfectamente aplicable a este caso. Cada cual es cada uno y tiene un criterio de actuación, diverso e intrasferible.
Podrían decir entonces estos y aquellos que son "intrusos" o realizan competencia desleal por ejemplo Alfonso Santiago (6troros6), Rafael Cabrera (COPE mientras duró) Carlos Crivell, Javier Villan que no son periodistas de carrera? He puesto el ejemplo de cuatro profesionales con formación universitaria ajena al periodismo y sin vinculaciones profesionales previas con el mundo del toro. El escalón más alejado del "profesional", por no nombrar a nadie, hablemos de mi mismo. de quien como yo desde las gradas, desde la afición, han, hemos, dado el paso y encauzado toda o una parte de su actividad profesional a la información taurina. ¿Intrusos, competidores desleales, advenedizos, vanidosos? Recuerden el párrafo inicial de este artículo.
Si estamos de acuerdo en que no quedan desautorizados per se, el trabajo o la opinión de alguien que es capaz de rellenar un folio de información taurina, a cambio de una acreditación, buscando el prurito de que su firma aparezca en una periódico o como salida a una imperiosa necesidad de escribir sus impresiones en una tarde de toros para que sean leídas. Siendo para estos supuestos la soldada un asunto secundario. ¿El tratamiento es distinto sin el que no tiene la formación universitaria exige el sueldo y las condiciones máximas posibles? Si usted es quien debe elegir a quien contratar, ¿Influiría en su decisión el que el candidato, supiera y quisiera utilizar una cámara y un programa de edición de vídeo o una sencilla maquina digital de fotografías?
Analicemos la cuestión que nos ocupa. ¿Es lícito el que un aficionado al toro haga información taurina frente a un recién licenciado que se tiene que buscar su primer trabajo? Descartado el término intrusismo (en el reino de España no es necesario ningún requisito previo para escribir en un diario o hablar por un micrófono) supongo que la deslealtad es cuestión subjetiva, con muchas aristas y que debe partir siempre del imprescindible compromiso de veracidad con el consumidor.
Me decía no hace mucho un redactor de una revista taurina de amplia difusión, creo que periodista de carrera. "el problema es que ahora hay muchos que no viven (no se si quiso "vivís". pero no lo dijo) de esto, y las crónicas se hacen sin tener nada en cuenta" No se que me quiso decir exactamente este periodista. No se que hay que tener en cuenta para hacer una crónica, pero sospecho algo del hoy por ti, mañana por mi, del largo camino de las gentes del toro con continuos encuentros y cuanto menos desencuentros mejor.
En consecuencia.¿Intrusismo? No. ¿Competencia desleal? Que le pregunten al de recursos humanos o al consumidor de información taurina donde está la competencia y donde y para con quien la deslealtad.
¿Mi opinión? Sin una desmedida afición no se puede hacer periodismo taurino. Esto es más cuestión de "quien es" que de "que es" el que escribe, habla, fotografía, entrevista, corre los callejones.manda crónicas desde cibercafes inmundos, logra exclusivas, redacta con clase....
1 comentario:
Si señor, todo un articulazo D. Javier. Deseando estoy ver publicada su opinión sobre delegados y presidentes, dos palos que junto a algún alcalde, mantengo una auténtica guerra por defender tanto el reglamento, el toro y el aficionado.
Enhorabuena por su articulo.
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