El empresario sustentó su criterio a partir de un «decálogo de conceptos» que fundamentan la «adaptación de la Fiesta a los nuevos tiempos». Dijo ser consciente «del momento tan decisivo e importante que vive el toreo», y apostó por que la labor de los gestores taurinos «debe estar basada en el conocimiento de los gustos del cliente». En este sentido, reprodujo que «el empresario tiene que ser el apoderado del pueblo».
«hay que ser fiel al gusto de los aficionados, al margen del coste económico».
«las propiedades deben hacer un esfuerzo y rebajar los cánones estipulados». Una realidad que tiene que «ir unida a una mejora de los carteles», según matizó.
Cutiño apostó por una «reducción de corridas», ya que «no es mejor un ciclo porque tenga un mayor número de espectáculos». En esta línea, apuntó hacia una «bajada de los precios, adecuándolos al momento actual».
Igualmente, consideró que las empresas deben estructurar «mecanismos de financiación para abonados» y que, a su vez, se tienen que «elaborar estudios técnicos de la evaluación del toreo».
«es urgente que revisen los modelos de contratación» y que los novilleros formen parte de un «estatuto amateur y no profesional» que favorezca la reducción de costes y amplíe sus coberturas.
Finalmente, el empresario apostó por «hacer una inversión» en el ámbito educacional que permitiera constituir una Academia de las Artes de Tauromaquia y que promocionara el toreo.
Cutiño cerró su intervención con la reproducción de un vídeo desarrollado con motivo del veinte aniversario de su gestión en la plaza de Olivenza, lo que le valió una ovación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario