Plaza de toros de Zufre, que lucía guapa y calurosa. Tres cuartos de plaza (500 personas) Novillada mixta, tres veces mixta Ganado para rejones, de Couto de Fornilhos, manejables y rajados. Y cuatro de Millares para la lidia a píe, de buen juego destacando el eral lidiado en cuarto lugar, primero de Alejandro Pavón, premiado con la vuelta al ruedo.
Andrés Romero, que lidió primero y tercero tras correr turno por rejonear
esta noche en Monterubio de la Serena. Palmas
y dos orejas
Emilio Huertas, de grana y oro Oreja y oreja
Alejandro Pavón de celeste y oro dos orejas y oreja
Bonita tarde de toros la
vivida esta tarde en la localidad serrana, la crónica la hacemos al alimón con
el doctor Federico Pozo, hombre de bien, que decían los modismos antiguos, “casado
en Zufre”. El festejo se vio alterado en
su normal desarrollo por que el rejoneador onubense, de muchas vinculaciones
con la localidad serrana, Andrés Romero hacía doblete hoy en una intensa
temporada y debía desplazarse ni más ni menos que a la localidad extremeña de
Monterubio de la Serena, y tras pedir permiso a la autoridad y el acuerdo
pertinente con sus compañeros de cartel, lidió sus utreros en primer y tercer lugar
para salir pitando hacía la provincia pacense con la cuadra partida. Partida de
curiosa manera, los caballos que lidiaron en primer lugar se embarcaron y salieron
hacia la Serena tras la lidia y muerte del que les toco en suerte. Torero y resto
de cuadra salieron tras la muerte del tercero. ¡¡Que trasiego!! Antes, ante un rajado primer ejemplar de
Couto, al que le recetó doble dosis de rejones de castigo, lo toreó con
apreturas cuajó en banderillas con Inquieto y con Cantú y luego le costó
encontrar la muerte ante el amorcillado portugués. Al que hizo de tercero lo
supo cuidar y lo acabo cuajando en banderillas con Guajiro
y Viñas y con Bambu puso al público a su
favor en las cortas y con el rejón de muerte. Dos orejas logró el escacenero
En
la lidia a píe, el primer utrero de Millares, castańo, bonito y noble le tocó en
suerte al prometedor Emilio Huertas. Lo torea con suficiencia por los dos pitones, tras ser muy mal picado y
muy bien banderilleado por Ángel Otero. Faena aseada, bien estructurada y
aseada. Mata de pinchazo hondo. Al quinto de la tarde, un excelente torete de
Millares, lo toreó ante sus dos últimos apoderados Tomás Campuzano, que acaba de dejar
de serlo y Julio Aparicio, que recién toma las riendas de la carrera del
novillero, y ante ambos dejo muestras de sus mejores condiciones, muy buenas
tandas al natural, profundidad y ganas de hacer las cosas despacio. Mató mal y
perdió algún que otro trofeo.
El torero de la tierra, Alejandro Pavón, repetía por tercer año
consecutivo en su pueblo y de nuevo logró un sonado triunfo, vestido de celeste
a oro ante un excelente eral burraco de Millares se luce con el capote, variado
y pinturero, brinda luego al publico y a continuación le enjareta una variada
faena, donde alterna las suertes fundamentales con torero barroco y de mucho
gusto, el eral se mostró noble y muy repetidor, a más y la faena culmina con la
vuelta al ruedo al burel y las dos orejas al torero sevillano de raíces zufreñas.
Al que cerraba plaza, un castaño de excelente son como sus
hermanos, lo recibió Pavón con gusto en una serie de lances de mucha
transmisión, Luego con la pañosa, rodilla genuflexa, serie sabrosa con la
derecha. Rompe a sonar la música, magnífica la banda toda la tarde, una banda
que nos dicen que cada año suena mejor. Tras intentarlo con la zurda sin
remontar el vuelo al natural, vuelve a la diestra y al toreo en redondo. Tras
algún revolcón, propios de sus estatus novilleril, lo pasaporta de estocada
tendida que es suficiente y logra una oreja generosa pedida con fuerza por sus
paisanos.
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