Cuatro toreros de Huelva en El Campillo.
Triunfo de dos orejas de Juan Ramón Jiménez y Alejandro
Conquero frente a Miranda que cortó una y Pavón que se fue de vacío ante erales
complicados de Aguadulce.
Media plaza en plaza portátil, 400 personas, erales de Aguadulce
de buena presentación y de poco juego, primero complicado, segundo
infumable, tercero se dejó por el izquierdo y cuarto más noble pero sin
fuerzas.
Alejandro Pavón de salmón y oro ovación
David de Miranda de verde y azabache oreja
Juan Ramón Jiménez de verde agua y oro dos
orejas
Alejandro Conquero de verde agua y azabache dos
orejas.
Juan Ramón Jiménez y Alejandro Pavón salieron a
hombros.
Emociona a quien escribe esto el ver a
cuatro hombres de luces, todos de Huelva, de sus pueblos, de la emigración con raíces,
todos con el sueño hondo de querer ser toreros. Ya empezamos sabernos los colores de sus únicos y honrados
trajes de luces. En una especie de rito
iniciático, emociona aún más, ver como las cuadrillas y las gentes de alrededor
son aquellos que quisieron ser toreros en aquella década prodigiosa de los 80
en que Huelva estrenaba plaza vieja y camada nueva de toreros, cuando él que
esto escribe veía los toros desde la barrera, y los que hoy andan de maestros quemaron
sus sueños hasta los carbones.
Buendía, empresario del festejo, Contrerás,
Carvajal, Pepe Cunquero ahora de padre de torero, el niño de Muriel, que nunca quiso ser de oro, de tercero, Cañaveral aprendiendo el
oficio, Que montón de locos y de románticos, cuanto torería onubense ayer en
el duro albero de El Campillo, En las gradas los Carbonell, picadores de pro,
igual que los Peralta, el maestro Parada, nuestro querido Domigo Prieto con un
puñado de gentes de Trigueros que cambiaron las procesión de la Virgen del Carmen
por ver a su esperanza blanca.
Emotivo y significado el brindis de Juan
Ramón Jiméez al sus compañeros de cartel y de sueños y de fatigas, torero el
torero de Huelva.
Luego de esto no pedirán ustedes una
crítica que hable de terrenos, de espadas en su sitio, de toreros fuera de cacho o en terrenos de riesgo, de oficios o de clases.
La novillada fue muy dura en sus tres
primeros toros y demasiado blanda en el cuarto, por atnto ninguno sirvió, Los
cuatro anduvieron por encima cada uno en su forma y todos con gran disposición.
Alejandro Pavon se las vio con un burraco que hizo cosas raras por el derecho desde la salida, El de Zufre. Anduvo muy firme y voluntarioso, lo intento todo y por todos los lados, se llevó tres revolcones, si le bajaba la mano se iba al cuerpo, si lo intentaba por arriba iba a los tobillos, poco pudo hacer el zufreño. Luego no estuvo fino con la espada y sus ganas fueron saludadas con una gran ovación
David de Miranda de verde y azabache enlotó un colorao ojo de perdiz con muchos pies de salida, tras no poder lucirse de capa empezó su faena con una serie de cambiados en el centro del ruedo. A partir de ahí poner la muleta, citar y el toro al medio viaje a por el hombre, volteretas, revolcones, pero ni un paso atrás, siempre queirendo hacer las cosas bien como si el desertor de Aguadulce fuera bueno, Faena de mas uys que óles rematada de estoconazo y oreja de ley.
Juan Ramón Jiménez realizó una faena a mas, quiso hacer las cosas con valor y ante, Su eral era otro marrajo que al menos tuvo unas pocas series al natural antes orientarse, El choquero derrochó casta para conseguir alguna estimable serie por ese pitón izquierdo mas potables y con el clçasico de más de lo Núñez, hasta que el eral también se orientó. A la hora de matar se tiró sin dudas y por arriba y tumba al eral cortando dos merecidas orejas
Alejandro Conquero, al que veíamos en la tarde ayer de luces por primera vez tras verlo mucho en el campo, sorteó el novillo de menos fuerzas y más nobleza, recibió de dos largas cambiadas, ya de píe cuajo un ramillete de verónicas de mucho peso, Con la franela mostró un concepto puro, siempre por debajo de la pala del pitón, sabiendo de que va esto. Exigente el toreo de Conquero, tanto que el eral no soporta y pierde la verticalidad frecuentemente mata por arriba y logra dos orejas de mucha fuerza.
Alejandro Pavon se las vio con un burraco que hizo cosas raras por el derecho desde la salida, El de Zufre. Anduvo muy firme y voluntarioso, lo intento todo y por todos los lados, se llevó tres revolcones, si le bajaba la mano se iba al cuerpo, si lo intentaba por arriba iba a los tobillos, poco pudo hacer el zufreño. Luego no estuvo fino con la espada y sus ganas fueron saludadas con una gran ovación
David de Miranda de verde y azabache enlotó un colorao ojo de perdiz con muchos pies de salida, tras no poder lucirse de capa empezó su faena con una serie de cambiados en el centro del ruedo. A partir de ahí poner la muleta, citar y el toro al medio viaje a por el hombre, volteretas, revolcones, pero ni un paso atrás, siempre queirendo hacer las cosas bien como si el desertor de Aguadulce fuera bueno, Faena de mas uys que óles rematada de estoconazo y oreja de ley.
Juan Ramón Jiménez realizó una faena a mas, quiso hacer las cosas con valor y ante, Su eral era otro marrajo que al menos tuvo unas pocas series al natural antes orientarse, El choquero derrochó casta para conseguir alguna estimable serie por ese pitón izquierdo mas potables y con el clçasico de más de lo Núñez, hasta que el eral también se orientó. A la hora de matar se tiró sin dudas y por arriba y tumba al eral cortando dos merecidas orejas
Alejandro Conquero, al que veíamos en la tarde ayer de luces por primera vez tras verlo mucho en el campo, sorteó el novillo de menos fuerzas y más nobleza, recibió de dos largas cambiadas, ya de píe cuajo un ramillete de verónicas de mucho peso, Con la franela mostró un concepto puro, siempre por debajo de la pala del pitón, sabiendo de que va esto. Exigente el toreo de Conquero, tanto que el eral no soporta y pierde la verticalidad frecuentemente mata por arriba y logra dos orejas de mucha fuerza.
A hombros salían dos
hombres como Juan Ramón Jiménez y Alejandro Conquero cuando acababa el festejo,
memorias del futuro a ciencia cierta.
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