Vicente Parra Roldán
La festividad del Corpus de hace 45 años, en 1.967, se
celebró el 25 mayo. Y, en esa jornada, hubo corrida de toros en la plaza de
Huelva, donde se presentó el fenómeno de la época, Manuel Benítez “El
Cordobés”, que estuvo acompañado por Antonio Borrero “Chamaco” y Francisco
Rivera “Paquirri”.
Lógicamente,
la presencia del “Melenas” en la plaza capitalina había levantado gran
expectación, por lo que los graderíos aparecieron cubiertos de espectadores,
llegados desde diversos rincones de la provincia. Hasta entonces, “El Cordobés”
solo había pisado los ruedos de Nerva y Aracena y el público tenía muchas ganas
de sumarse a la fiebre existente por aquellas fechas en todos los ambientes
taurinos.
Las
reses de Joaquín García Valdecasas, excepto el que abrió plaza, fueron nobles,
suaves y dóciles, por lo que fueron aplaudidas en el arrastre. El mayoral fue
invitado a dar la vuelta al ruedo, junto a los actuantes, tras la muerte del
quinto de la tarde.
Abrió
plaza el local Antonio Borrero “Chamaco" que se encontró con el “garbanzo negro”
del encierro. El choquero estuvo voluntarioso, logrando un trasteo hábil en los
terrenos de toriles, donde se había aquerenciado el animal. Dejó un pinchazo y
una entera y, pese a que hubo una buena petición de oreja, no se le concedió y
el diestro saludó desde el tercio. Se desquitó en el cuarto al que toreó
espléndidamente con ambas manos. Brillante estuvo con el capote, especialmente
en un quite de frente por detrás e inició su trasteo con una buena serie de
redondos para continuar toreando al natural en unas series muy enjaretadas y de
muchísima hondura. Entre el clamor de los tendidos que crujieron cuando el
onubense dejó una excelente estocada, de la que rodó del animal antes de pasear
los máximos trofeos.
Los
tendidos estuvieron con Manuel Benítez “El Cordobés” quien toreó a su primero
sin excentricidades, iniciando su quehacer con media docena de muletazos por
alto para continuar con dos series de redondos
antes de seguir con naturales y circulares. Antes de concluir su faena
se acuerda de su salto de la rana y lo instrumentó hasta en cuatro ocasiones
entre el delirio de los tendidos desde
donde le llegaban gritos de ánimos y ya se pedían los trofeos. Necesitó de una
estocada y dos descabellos y el premio
fue de dos orejas, con una apoteósica vuelta al ruedo. En el quinto,
prácticamente repitió actuación pero, en esta ocasión, falló con los aceros por
cuanto necesitó de tres intentos y dos descabellos. Aún así, el público demandó
y obtuvo una oreja.
Por
su parte, Francisco Rivera “Paquirri” no se quedó atrás y también obtuvo los
máximos trofeos de su primer oponente al
que lanceó por verónicas de forma excelente, luciéndose también en el tercio de
banderillas. Ya con la muleta, el gaditano dibujó series de redondos largos y
templados así como de naturales ejecutados magistralmente para cerrar con unos
molinetes de rodillas antes de dejar una gran estocada que necesitó el refrendo
del verduguillo entre el delirio de los espectadores. En el que cerró plaza
repitió su actuación aunque no llegó a alcanzar el triunfo porque no estuvo muy
afortunado a la hora de manejar la espada y la fortísima petición de oreja de
los tendidos onubenses no fue atendida por la presidencia.
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