Lecciones de historia reciente de la torería onubense.

Distendida reunión

Pereda, Silvera y Litri, unidos para siempre por los lazos del toro, se reunen en La Dehesilla

Suena el teléfono, la hora es intempestiva, máxime en épocas de crisis y pesados marketing telefónicos. O me quieren vender algo desde Honduras o es gente del toro y uno tiene la precaución de mirar quien llama antes de descolgar. En la pantalla del móvil el  nombre de un amigo, además torero, perdón, seamos serios, un torero, además amigo, “esilvera” parpadea el display, obligada respuesta:

“Dime, torero”

 Javier,  ¿Qué haces mañana? Hay tentadero en casa de José Luis Pereda y …,

Con esas palabras mi mente se traslada a  La Dehesilla, heredad histórica en el campo bravo onubense desde que es propiedad de José Luis Pereda. Esa casa ganadera donde siempre fui bien recibido, y agasajado de manera muy superior a mis paupérrimos meritos, además que uno tiene sus temores y casi mala conciencia por críticas y opiniones. Mientras, Emilio me enumera los hombres que acuden a casa del ganadero zalameño, los matadores de toros Emilio Silvera y Miguel Baéz “Litri” y junto a ellos un aspirante, Emilio Silvera “hijo”. Cualquiera de los cuatro por si mismos atraería mil veces a este contador de cosas de toros, pero es que juntos, el ganadero y los tres toreros de Huelva, componen un barco de órdago necesario y una clamorosa tentación.

Como conocemos desde siempre que la mejor manera de vencer las tentaciones es sucumbiendo de cabeza en ellas, el “mañana” por el que, artero y provocador, nos preguntaba Emilio, fue una preciosa mañana de invierno, en la sierra más cercana a la Raya de Portugal. Puntualidad de torero pobre. Las once.Tomamos café y un pucherete con José Luis en el acogedor e inclasificable despacho de hombre de campo, antedespacho, mesa de trabajo, teléfonos, chimenea, calefactores eléctricos conectados mediante ladrones, nuevos cuadernos que parecen viejos con pastas de hule y letras de amanuense, PERSONAL, CORCHO, VACAS, PORTUGAL, TIENTAS…, no asoma ni una pantalla de ordenador y a lo mejor es por eso que percibimos pronto que toreamos a favor de plaza.

Tres generaciones

Dos fotografías adornan la pared, una de ellas, años cincuenta, tomada la foto desde el palco o aledaños, la plaza llena, El Cabezo a revienta calderas, el Tendido 11 repleto y un Litri, Spuny, de segundo, dando una vuelta al ruedo. Al lado, años 90 una foto con la misma perspectiva pero desde el callejón, la plaza llena, con más filas y el voladizo superior también lleno, El Cabezo, completo, el Tendido 11 empetado, y otro Litri, de segundo Spinola, de grana y oro dando la vuelta al ruedo con un rabo. Cuarenta años entre ambas, y el orgullo merecido del propietario de la plaza de Toros de Huelva, quien acertadamente rebautizó a esta “otra” hija, de quien presume, como “La Merced” después de reconstruirla en los 80.

Tentando en la Dehesilla

De padres a hijos

Tentadero de los antiguos, me han gustado siempre esos tentaderos irregulares, “vamos a echar unas vacas”, ni nadie pregunta cuantas (es posible que ni se sepa) ni nadie puede tener prisas, ni hay que saber dividir con decimales. Vacas y toreros, el campo manda. La pureza de las formas va más allá de unas calzonas y una camisa con chorreras. El campo dicta sus tiempos, el ganadero se hace sus cuentas y la placita de tientas marca a la postre sus pautas.

Mientras estiran, no es Miguel hombre que de prodigue en el campo bravo,("hace ocho meses que no me pongo delante", afirma), nadie más que este curioso impenitente se acerca a los corrales a ver “las pepas” del día que lucen lustrosas y entipadas en su encaste. Pica el sol de invierno en el pequeño muro sin techar, labrado sobre la piedra que hace de estrado cuando sale la primera vaca, de lo más puro en Núñez, andarina de principios, y Emilio se gusta con el capote al pararla, la pone larga al caballo, la vaca se emplea y la saca Litri rápido, un solo capotazo, se arrebuja en el capote y corre a taparse al burladero contrario, el ganadero dicta en un murmullo, “fija, galopona, birlonga en el peto, seria, fuerte” su hijo homónimo, apunta. Estamos los tres, con el mayoral de guardaespaldas, en el muro de piedra. Este examen de bravura tiene una protagonista exclusiva que es la vaca, torero, mayoral, vaqueros, ganadero, no deben querer hacer otra cosa que exigir lo máximo para perdonar la vida de quien debe madrear la bravura futura de los cuatreños.

Como siempre

Silvera torea despacio, para el ganadero, ni un mal gesto, ni un aspaviento, ni un enganchón, la vaca no acaba de humillar hasta que el torero de Huelva la obliga a base de temple, su hijo aprende, no, mama, absorbe por ósmosis los quilates toreros de su padre.

Sirve la erala, como dos de sus hermanas,  vacas duras de extremidades, “nobles pero no tontas” dice Litri, que se ha sentido torero en la segunda de la mañana, metiéndose con ella, toreando, parece mentira como evoluciona esto, de otra forma, otra forma de manejar los avios, otra forma de ser figura, dice Pereda, otra forma de no dejarse ganar la partida. Hace la vaca, la desengaña “ahora los toreros, enseguida quieren pegar cuatro naturales de mano baja”, dice el ganadero. El maestro, paciente, la cuaja, la arma, la disfruta cuando después de treinta muletazos la cita a veinte metros y se arranca la brava con codicia colocando la cara antes del embroque, la acaba toreando a pies junto con una lentitud y un gusto privilegio de los mejores, entonces se la deja al novel que se maneja con soltura y cuando la de Pereda, tras otras cuatro series, se descompone en sus embestidas en manos del aprendiz, vuelve a coger la muleta el torero de la dinastía más importante de Huelva y enseña al chaval a la vez que vuelve a poner la vaca en sazón, cosas de toreros hechos..

Temple

“Que aprenda de uno que ha sido figura” espeta el padre, los consejos de Litri al hijo de su compadre, son un tratado de tauromaquia, Miguel habla verdad a este niño que ha visto crecer y que ahora siente que puede ser que sea torero:”Abre el compás, componte, que remate por bajo del estaquillador al final, cógela adelante, siempre adelante, si no se los traga, de uno en uno, hasta que la tengas, piérdele un paso, ahora cruzate…” Repiten el rito, un cuarto de siglo atrás había un Alín o un Niño de la Isla diciendo lo mismo a dos chavales, que hoy ejercen de maestros, como aquel Socrates que se negó a escribir nada pero que dicen que dio  a la historia el más alto tratado de tauromaquia verbal “no se puede hacer lo justo si no se conoce, pero también es imposible dejar de hacer lo justo una vez que se conoce”. De eso se trata, tentar es hacer ganadería, es cuajar toreros y esculpir hombres

Placer de los placeres, tres toreros, entre ellos empiolan a las vacas para curarlas de los picotazos y cortarle pitones, una labor ganadera de pureza necesaria. El Litri, que está rico, y sale esa misma tarde para Suiza en la Semana Blanca de sus hijos, exclama en un lance, “si esto es lo que me gusta a mi, pisar boñigas y revolcarme por el campo”, nadie podía dudarlo mirando la cara del torero.

"Que aprenda de uno que ha sido figura"

Pereda Anfitrión.

Que José Luis Pereda es un anfitrión magnífico es una verdad tan grande como repetida. Se acaba el tentadero, la comida, tras un copioso aperitivo mientras se duchan los toreros, es digna de cualquier mesa de rey: sopa y carne regadas con buen tinto, pero los mejor, como siempre, la conversación,  un placer al que no se pueden dar los reyes sin hora de término, sin guión y sin terrenos. 

Tres generaciones, los embroques del toro, José Luis padre fue él último en contratar en España a Litri padre, ha visto debutar a Silvera y a Litri. Este Litri ha visto correr a José Luis hijo, hoy remontista de pro, detrás de la gallinas en este mismo cortijo con un palo de escoba a guisa de garrocha, la cadena sigue cuando José Luis hijo ha visto debutar hoy en su casa al tercer Emilio Silvera de la historia que quiere ser torero. La cadena del tiempo machihembra voluntades, une destinos y hace historia torera.

Lecciones de torería onubense

Las cuitas, sepias y templadas ya por el tamiz del tiempo, son añejas y profusas entre los dos toreros que más veces han sido contratados por el empresario que reconstruyó “La Merced”, hasta cincuenta tardes han estampado su firma ambos toreros junto al empresario Pereda. El debut de Emilio con Pereda, las Colombinas de las tres tardes de Miguel, la cogida grave de Emilio, el día del sobrero regalado por Litri con Espartaco y Domínguez en la plaza, la tarde de los Cuadri con Ponce y Espartaco, Marca, Chopera, Diego Robles, Paco Ojeda, Juan Pedro, la historia viva del torero onubense y por ende nacional, pasan por la mesa del comedor de la Dehesilla.

¡¡Toma!!

En la estancia donde luce el toro que mató el padre del comensal y que sirvió para poner a torear a Huelva de nuevo en La Merced, o la cabeza del último toro que mató en España el viejo Litri, o un mural con los dos toreros que tentaron ese día en La Dehesilla y que fue cartel de Colombinas. En casa de Pereda se respira litrismo y silverismo.

Todo se demora, todo se disfruta, todo se apasiona cuando la fiesta brava nos da la oportunidad de ser testigos en la sobremesa de sus verdades más ciertas y sus momentos más hondos, entre gente que es grande por lo que ha hecho en un mundo que sabe ser fiel a sus recuerdos y ambicioso en sus sueños nuevos.
Cayó el sol, salimos del Rosal henchidos de esa sensación de torería que al común de los mortales se nos mete en alma cuando somos testigos de acontecimientos grandes, y este lo fue. 

Sin molestar

Humillada

De largo

AL natural

Yo no quiero asfalto

Despacio

Cuidando

Rematando

Desmayo

Mando

A pies juntos

mandando

Gusto

Cuanto que recordar

Cuanto que aprender

Y tanto...

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