Don
Verduguillo
Un total de 212 toreros han hecho el paseíllo a lo largo
de la temporada del año 2.011 en las distintas plazas españolas, francesas y
lusitanas. Un número amplísimo que no tiene ninguna justificación respecto al
número de festejos que se programan, por lo que muchos de ellos están
condenados a mínimas actuaciones por mucho que ellos se empeñen en encontrar
una oportunidad para poder demostrar sus condiciones taurinas.
Hay
un dato dramático: de esos 212 toreros (no me atrevo a llamarles matadores de
toros después de lo acontecido en Quito), la cuarta parte de ellos, 53 en
total, solo tuvieron una actuación en toda la temporada. Paupérrimo bagaje para
tantas personas que se habían ilusionados con alcanzar un triunfo que les abriera la puerta de la
gloria.
Pero
a esos 53 hay que añadir los 26 que sólo pudieron actuar en dos ocasiones, o
los 29 que lo hicieron en tres oportunidades, o los 17 que intervinieron en
cuatro corridas y los 9 que lo hicieron en cinco festejos. En total, 134
toreros, más del 63% de todos ellos, intervinieron en menos de cinco
espectáculos a lo largo de estos doce meses.
Lo
triste no es lo sucedido a lo largo del año 2.011, sino en las perspectivas que
ofrece el nuevo año, donde las cifras van a ser aún todavía peores y sin
posibilidades de cambiar la tónica por cuanto, ya se avisa, este año habrá
muchos menos festejos que en campañas anteriores.
Por
la parte alta del escalafón, las cifras tampoco son para echar las campanas al
vuelo. Solo nueve toreros, un 4,25%, han logrado superar el medio centenar de
festejos, con El Fandi encabezando el escalafón con 74 corridas, seguido de El
Juli con 67, siendo los dos únicos que han sobrepasado los sesenta festejos,
una cifra que, hasta hace bien poco, era la que se marcaban los diestros que
mandaban en el escalafón de actuaciones.
Un
total de 52 toreros, menos de la cuarta plaza de todos ellos, han actuado en
diez o más festejos mientras que 26 lo hicieron en más de cinco festejos.
Cifras muy pobres para algunos nombres ilustres que aparecen en esta zona de la
clasificación al término de la temporada.
Con
estos números, algunos toreros hacen lo indecible por verse incluidos en un
cartel. Desde actuar gratuitamente hasta pagar una barbaridad por hacerlo y, de
esta situación, se aprovechan algunos desaprensivos que, a costa de las
ilusiones de estos diestros, se enriquecen vilmente mientras van cercenando sus
ilusiones al mismo tiempo que van buscando nuevos “mirlos blancos” a los que
meter en el saco de sus engaños puesto que para ser “matador de toros” no hace
falta cumplir con ningún requisito y el que quiera puede tomar la alternativa y
después a esperar que le llegue, de cualquier forma, una oportunidad para
formar parte del escalafón de toreros.
Es
muy triste acercarse a estas cifras porque, en el camino, se han quedado
algunos que tenían madera para estar más arriba pero sus puestos han sido
ocupados por otros con menos méritos taurinos pero con medios para estar
incluido en los carteles. Pero, a pesar de la tristeza, es la pura realidad que
los números nos ofrecen, con una consecuencia lógica: sobran muchos en el
actual escalafón de matadores de toros.
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