Manolo Roca, los participantes de Huelva Busca un Torero y los peñistas protagonistas ante la ausencia de "figuras".
La Peña Cultural Tendido 12 De Huelva acoge bajo tan rimbombante nombre a un grupo de buenas personas, lo más importante según mi madre, buenos y sencillos aficionados, lo que nos interesa para está página periodística taurina, en su mayoría jubilados, muchos por cuestión de cercanía, del benemérito cuerpo cuyo cuartel se asienta apenas a unos metros. Estos buenos señores se reúnen por las tardes de Abril y Mayo para ver en la tele las corridas del abono sevillano y madrileño, luego, cuando llega Julio, rompen las huchas para conseguir un abono de Colombinas, alguno de ellos realiza incluso labores en la plaza para conseguir el trueque de trabajos por entradas. Su ilusión en este final de temporada es ver en su sede a los que tantas tardes entraron por el plasma, agasajar y sentirse próximos a ganaderos, toreros, novilleros y subalternos.
En la tarde del pasado sábado se pusieron sus mejores galas, como llevan haciendo quince años de manera interrumpida, prepararon unas viandas sencillas del estilo choquero como las asaduras encebolladas, las papás aliñás, la ensaladilla y aún el jamón y las gambas blancas de las grandes ocasiones, llenaron los botelleros, llamaron a un hombre de verbo fácil, torería a flor de piel y disposición de figura como Manolo Montes... y abrieron sus puertas.
Allí se presentó Manolo Roca, premiado, más allá de su personal par al quiebro en Colombinas, por una carrera de torería de la que este año ha decidio retirarse después de dos décadas de presencia en los ruedos. recibió su premio, emocionado realizó un brindis largo ( dice el bueno de Manolo que le pareció escuchar hasta dos avisos), lleno de humanidad, de torería y de sentimientos, pasaron con Roca por el humilde salón, sus gentes, las gentes del toro, las gentes del costal, las del barrio, las de la vida y las del corazón. Acabó Manolo donando el trofeo a la Virgen de la Cinta y Manolo Romeu recogió el taurino óbolo en nombre de la Virgen, de la que es costalero desde este año el subalterno premiado.
Allí anduvo Alejandro Pavón que recogió desde Zufre su merecido reconocimiento por la labor del día 4 en la Merced,
Juan Ramón Jiménez se mostró emocionado al recibir el primer galardón de su corta carrera, el onubense es hombre de sentimientos y así quedo demostrado en su sencilla alocución del sábado para dar las gracias y prometer venir a recoger más premios.
Tarde llegó David de Miranda, no por informalidad, sino por que venía del cercano Trigueros donde había recogido otro galardón, en su nombre Manolo Contreras, recibió el homenaje de la peña que le entregó a su alumno y matador a su llegada.
Por el picador Tulio Salguero acudió el ayuda onubense Oscar Miguel, ambos de la cuadrilla de Alejandro Talavante, para recibir el reconocimiento por la mejor puya de las pasadas colombinas.
Y luego nadie más ni están ni se les espera a las figuras, en América algunas, otras con los galgos de cacería, otros en casa. Una pena, algo debe cambiar para dar lustre a estos actos, y que los aficionados puedan disfrutar de sus semidioses.
Una sucesión paradójica de miembros de la peña entregando premios a otros miembros de la peña, en una suerte de justicia divina y brava del reparto de premios, donde los verdaderos merecedores de ellos los reciben por extraños hatajos, que es como se cumplen a veces los designios del dios del toro, no hay nada más justo que un premio a un humilde aficionado de larga trayectoria en el toro.
En todo caso ellos se lo perdieron, por que el rato en los bajos de la plaza de toros fue de los que marcan época y hacen afición, disfrutar de la amistad de estas gentes, es seguro un motivo de los que deben hacer que un chaval, como los presentes Alejandro, David y Juan Ramón, quiera ser figura del toreo
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