Cinco orejas a la de Millares en Lodosa, el pasado sábado día 1

Lodosa (Navarra).Lodosa (Navarra). Novillos de Millares para Carlos Durán oreja y oreja; José Arévalo oreja y oreja y Vázquez Romero aplausos y oreja.
Mariano Pascal del DIARIO DE NAVARRA lo cuenta así. En los corrales esperaba una novillada con dos de los hierros de Los Millares que mostró una mansedumbre preocupante. La querencia hacia los toriles que los toros conocen en el encierro de la mañana, se multiplicó con la falta de raza de los novillos. Todos murieron en la puerta de toriles.

Ante esa materia prima, los novilleros actuantes debieron mostrar voluntad, oficio y ganas de agradar, porque lo que se dice "hacer el toreo" , era cosa complicada.

Juan Carlos Durán dio fiesta a los tendidos manejando el capote al recibir al primero. Al poco de comenzar con la muleta se llevó una espectacular voltereta del novillo. Lo que a cualquiera de los espectadores le hubiese supuesto un collarín y un mes de baja laboral, al valenciano le hizo encorajinarse mas en la lidia. Una rápida estocada le valió la oreja.

En el cuarto, un inválido berreón, Juan Carlos debió esforzarse por mantenerlo en pie. Gracias a otra estocada hasta la bola el respetable lo premió con otra oreja.

También valenciano, pero criado en la Escuela Taurina de El Juli, actuó ayer en Lodosa José Arévalo. Estuvo "en novillero", mostrando ganas, marchándose a recibir al quinto novillo a portagayola y dando faroles de rodillas con el capote.

Torero banderillero, colocó los rehiletes con riesgo, aunque un resbalón en la cara del toro casi le costase un disgusto.

Con la muleta intentó someter a sus novillos en lo que resultó una tarea difícil. El primero protestaba en cada paso por la muleta y pese a ello fue capaz de darle algunos muletazos a pies juntos.

Se esforzó en el quinto, un mansote que derribó al caballo por pura bravuconería, con este debió torear pegado a tablas. El público pidió la oreja para Arévalo por inercia.

Vázquez Romero, un novillero que dijo poquito, cortó con el sexto un trofeo. No se lo pudo cortar al inválido tercero porque ya se caía en el tercio de banderillas.