Nos cuentan una historia, nos la creemos, indagamos y las cosas cuadran.
Año 2009, José Tomás tiene hecho en Madrid una corrida de toros, dineros, cartel, toros, compañeros y tele con pay per piew. Honorarios estimados para el de Galapagar, manejando alguna variable como pinchazos, shares, publicidad estática y otras martíngalas, tres millones de euros, quinientos millones de pesetas.
El contrato pasa de mesa en mesa y todos firman, todos menos uno, todos menos el que debía firmar. Su condición es concisa, extraña si queremos, de mandón clásico, un detalle sin importancia para todos, trascendental para JT.
Salta la bomba, nadie lo espera, la condición es innegociable y se plantea sin matices:
El locutor del evento no puede ser Molés, cualquiera menos el de Castellón, eligan a cualquiera y toda está hecho, dicen desde la trinchera de Boix.
Nunca hubo respuesta desde la cadena del +.
Nunca se supo del asunto hasta ahora.
Nunca se abrió ningún programa de madrugada con la noticia.
Nunca un hombre dejo tan claras sus filias y sus fobias
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