Páginas
▼
RUBÉN PINAR SOBRESALE ENTRE EL MAL JUEGO DEL ENCIERRO DE ALCURRUCÉN
Curro Díaz comenzó con buena predisposición con el astado que abría plaza, brindó al público en lo que fue el comienzo de una faena de muleta en la que el jiennense interpretó algunos lances con muy buen gusto, sin embargo la poca fuerza de su oponente imposibilitó que el torero lograra en la Real Maestranza un triunfo destacado.
Con el cuarto del festejo, al que le inició el trasteo con un pase genuflexo en el tendido seis, tampoco le pudo sacar provecho, esto junto con la falta de acoplamiento entre ambos protagonistas acabó en una faena anodina exenta de relieve.
Matías Tejela se encontró con un primer enemigo, que al igual que todos sus compañeros de camada huían de los engaños que le presentaban a la salida de chiqueros. Le costó mucho al madrileño llevarlo al montado, así como robarle algunos muletazos, pues éste se defendía dando cabezazos a diestro y siniestro. Lo pasaportó de una estocada y un descabello en las tablas.
El segundo de Tejela, y quinto de la tarde, hizo que el picador recorriera la mitad del anillo para ejecutar el tercio de varas. En el tercio de banderillas, los subalternos a merced del toro, también corrieron lo suyo para clavarle los palos, entre gritos de “mata al toro y a Canorea”, el público desesperado le increpaba al diestro que, aparte de no encontrar material adecuado, no demostró ningún atisbo de querer sobreponerse a tan aciaga tarde.
Muy pocas esperanzas había puestas en el tercero de la tarde, que le correspondía a Rubén Pinar, ya que el de Alcurrucén salía suelto del tercio de varas, alardeando de claros síntomas de mansedumbre, le apretó en el segundo par de rehiletes a Manuel Montoya, teniendo que saltar la tronera del burladero de manera precipitada.
Pero le tono de la faena cambió cuando el albacetense sometió al burel con un pase de castigo por bajo, llevándoselo después al centro del redondel donde le plantó la muleta y lo enganchó en una tanda de derechazos con temple y ligazón, sonó la música a mitad de faena, la cual fue justa de tiempo. A pesar de matarlo de una estocada entera, no consiguió trofeo alguno, necesitó varios descabellos para acabar con el de los Hermanos Lozano.
Y si la primera actuación de Pinar estuvo marcada por lo justo en el tiempo, en el que cerró plaza, aparte de que la tarde estaba bastante cuesta arriba por el mal juego del ganado, aún lo puso peor el espada, ya que empezó a robarle pases a un toro rajado que no permitía el mínimo lucimiento.
CRÓNICA DE LOLA ORTEGA GARCIA
No hay comentarios:
Publicar un comentario