Se le queda chica la tierra patria a la familia triguereña, ni siquiera la península de la jeta los sostiene, ni la tierra de Juana de Arco, tan torera ella, puede con los encastados ganaderos. A las tierras bajas donde el Duque de Alba metía miedo a los niños que no se comían los rijsttafel.
Siempre nos honra, por onubense, por taurino y por buena gente.
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