Chamaco el vencedor de la muerte

¿Que quien fue Antonio Borrero Morano en la barcelona de los 50?, pues el vencedor de la muerte por ejemplo., nos lo cuenta La Vanguardia Española, no os asusteis,si, española la de siempre, «Chamaco,, vencedor de la muerte» No es mió el título. Pertenece a unprecioso artículo de Rafael Manzano, publicado en el,número 113 de «Revis-ta». Y el recuerdo de Rubén Darío en su célebre «Spnatina» no pudo ser másoportuno en aquel brillante trabajo de Manzano. «Chamaco» se presentó ayer en las Arenas ante su público predilecto, y ni que decir tiene que el atestan en el coso fue de miedo. Digamos antes de nada que las esperanzas de los espectadores viéronse más que colmadas, pues el diestro de Huelva superó conmucho todos sus éxitos anteriores en Barcelona. Ello quiere decir que salióde la clínica de la Cruz Roja de Córdoba, donde permaneció once días luchando con la muerte, con el mismo valor, el mismo temperamento y la misma enor-me personalidad que constituyen la base de su toreo sin par. Generalmente, porvaliente que sea un diestro, cuando abandona la cama tras una cornada grave, tarda, y ello es lógico, en recuperar el «sitio» que antes tenía en los ruedos;pero «Chamaco» es también una excepción en esto. Y cuenta que cuando aún estaba en el lecho y ya recibía visitas, dijo a un redactor de «La Hoja Oficial»de Córdoba: «El día que comprenda que no puedo ser más que uno más, me marcharé antes de explotar a la afición con el señuelo que pueda tener mi nombre.»Y yo digo que esas palabras pintan un carácter pleno de pundonor. Había ofrecido que sería Barcelona la plaza donde reaparecería si la Milagrosa concediéra-le vestirse de luces nuevamente. No lo cumplió por un hecho verdaderamenteexcepcional como es su toreo. Resulta que por primera vez en el mundo se ha fundado un Club Taurino Hispano- Norteamericano.' Ha sido en Zaragoza,por deseo del alto funcionario de los Estados Unidos, Mr. Everson — actual-mente en España—, y la nueva Sociedad teníale dispuesto un banquete y laentrega de una imagen de Nuestra Señora del Pilar, pues a ella había prometido «Chamaco» el vestido qué llevaba en Córdoba el día de su terrible corna-da. Por eso toreó en la capital aragonesa antes que aquí. Además... Además voy a hablar de la corrida de ayer, que es a lo que me he puesto, aunque no loparezca. Jugáronse seis reses de la vacada salmantina de don Leopoldo Lamaraié de Clairac, con divisa morada, verde y encarnada, grandes y de defensas con igual característica. El resultado quedieron fue el siguiente: El novillo que abrió plaza fue bravucón y tomó tresvaras, si bien salió quedadísimo del tercio. El segundo, sacudido de carnes ycon nervio, llevó dos. El tercero, de mucha cabeza, mala embestida y resentidode la pata izquierda, era mansote, sufrió cuatro refilonazos, de los que salió huyendo, y su arrastre fue silbado. El cuarto vencíase del izquierdo y «Hiena»le pegó fuerte por tres veces, entre las protestas del concurso. El quinto, a mi juicio el de más romana, acostábase del derecho y sufrió cuatro puyazos, aplaudiéndose su arrastre. Y el sexto, grande, cornigacho y con poder, pues fue el único cornúpeta que abatió caballo y jinete, toleró dos varas y dos refilo-nazos. «Chamaco» recibió su primero con treslances, sin estrecharse, y dos medias verónicas de asombro, escuchando la segunda ovación de la tarde, pues la pri mera tuvo efecto cuando trocados los capotes después del paseíllo, obligóle la multitud a salir a los medios. • Brevemente banderilleado el manso, el de Onuba, sonando la música, dio cinco pases por bajo, ocho derechazos superiores, uno cambiándose el engaño demano, un molinete y seis «orteguinas», mirando al tendido en dos de ellas. Pronto... señaló un pinchazo sin abandonar el acero, dejó media estocada desprendida y descabelló al séptimo empujón, pues el diestro rehusó entrar de nuevo a herir, que hubiera sido lo oportuno. No obstante, salió a los medios entre una ovación cerrada y, para mí al menos, exagerada. En cambio, me pareció exiguo premio el que se le dio en el novillo quecerró plaza. Llamábase éste «Avellano», era negro y tenia el número 40. «Chama-co» saludóle con tres verónicas y dos medias de las suyas, de las de antesdel percance; es decir, de verdadero pasmo Admirablemente banderilleado«Avellano», el artista, de blanco y oro, brindó a la multitud, .detalle ésve que la llenó de expectación, pues no esperaba nada, y yo tampoco, de aquel toro. Pero al segundo de los siete pases ayudados por alto con que inauguró una faena imborrable, ya sonaba la música y hendían el aire los jubilosos gritos del público.Vinieron después un pase de espaldas, ya entre la locura del gradería; un natural, otro de espaldas y otro en igual forma. El enorme artista, solo en el ruedo, negábase a tomar el acero y siguió con la espada de madera, como toreando para él sólo, como embriagado al contemplar como hacía obedecer a la res ypor dónde la obligaba a pasar. Dibujó ocho derechazos sublimes, doblando lacintura maravillosamente; tres de espaldas en una sola serie, cinco naturales formidables y cinco «orteguinas» ejecutadas por el lado izquierdo. Los tendidos estaban como nevados por el flamear- de los pañuelos, y «Chamaco» entró a herir muy bien, dejando en todo lo alto una estocada casi entera. Acostóse el bicho, levantólo el puntillero y el diestro descabelló al segundo intento. El clamor se hizo verdadera catarata, y mientras paseaban al «vencedor de la muerte»en hombros, donde le izaron los «capitalistas», fuéronle otorgadas las dos orejasy el rabo de «Avellano». La multitud seguía aplaudiendo sin decidirse a abandonar el coso, y a mí todo aquel premio, aquella apoteosis, me pareció poco para galardonar lo que mis ojos habían visto y alborotado mis nervios. Los dos compañeros de terna del torero de más inconfundible personalidad hubieran destacado mucho más encualquier otra tarde, pues condiciones tienen para ello. Así, el sevillano Mario Carrión, de buena casta torera, pues es primo carnal de Manolo y Pepín Martín Vázquez, veroniqueó bien el cornúpeta que rompió plaza, ovacionándosele,como aconteció seguidamente a su garboso quite de frente por detrás. Brindó luego a la concurrencia y tejió una faena torera, de la que destacaron por sutemple y mando siete derechazos y otros tantos naturales en dos series, compuesta de tres la postrera. Pegó dos pinchazos, clavó medio estoque en las agujas y acompañado por fuertes aplausos salió a los medios. Al dar la cuarta verónica ensu segundo toro fue prendido y derribado, lo que no le impidió seguir lanceando. Mostróse con la franela muy voluntarioso, y después de un pinchazo enterró el estoque en todo lo alto y descabelló con acierto. Victoriano Roger «Valencia» también viene de estirpe taurina, pues su madre es hermana de Pepe y Victoriano Roger y ambos hijos del «Valencia», que fue peón de confianza de «Reverte». Bien,pues este moderno «Valencia», que tiene otro apellido antes del de Roger, es muy valiente, está enterado y ayer escuchó la música en la faena de muleta que hizoa su primer enemigo, sobresaliendo de su labor seis naturales y tres «ortegui-nas». Dejó a la hora suprema media estocada en las angujas y dio la vuelta al anillo y salió a los medios mientras se le aplaudía, calurosamente. Despenóel quinto salmantino, previa una faena mejor que la merecida por la res, deembestida incierta, y tras dos pinchazos agarró una buena estocada. Comenzó la corrida a las seis y mediade la tarde y Concluyó a las ocho y cua renta y cinco minutos de la noche