1º) Disfrutaras de la fiesta en plenitud. Los enemigos de la fiesta son los antis, los talibanes y los amargados No prohibirás a los antis, tampoco les prestaras atención. No prohibirás a los talibanes de la pureza, les prestaras la atención justa. No admitiras amargados.
2º) Asistirás a tantos festejos como te sea posible. Son plazas de obligada peregrinación al menos una vez en la vida para el buen aficionado, las Reales Maestranzas de Sevilla y de Ronda, la Merced, Las Ventas, La Misericordia, la de tu pueblo y al menos dos portatiles. Nunca iras a los toros en autobus, ni mucho menos en metro, por supuesto no irás a los toros en bermudas.
3º) No escucharas a Moles en la madrugada, sobrecoge y te quita el sueño. Si lo oyes, no lo cuentes. La prensa, después de Navalón, no sabe nada, siempre trinca, no conoce los encastes, no tiene vergüenza, no tiene razón...
4º) No creerás en el Cordobés, en ninguno de los tres, ni en Rivera, ni en ningún torero, guapo o no, que salga más en el Hola que en 6toros6. No creer, no es no respetar, o no querer o que no te resulte simpático
5º) Pagarás siempre tu entrada religiosamente a menos que te invite el empresario, puedas pasar por "ayuda", taurino, el de los helados, un primo del portero, prensa o puedas colarte de cualquier otra forma. Eso si, nunca te pondrás en barrera y si te pones que sea al lado de un guapo o guapa de tu gusto. El callejón es para la chusma, chulos de banderillas, pisaverdes, pagafantas, juntaletras y enterados, evitalo.
6º) Nunca sacarás el pañuelo en la plaza, ni para sonarte No tiraras almohadillas ni gritarás. Tu protesta ante un mal torero o un petardo ganadero debe ser ponerlo verde en Internet y largar de quien sea en foros de entendidos y sobre todo no hablar al inclito jamás, aunque te sea presentado y te apetezca una foto para tu sobrino.
7º) No te tatuaras con el nombre de ningún torero y mucho menos con el hierro de ninguna ganadería, la excepción a este mandamiento es la bula que obtienes si te grabas la H de Cuadri.
8º) Confesarás que Ordóñez es el más grande, Curro su profeta, Cortés su cantor, Ojeda el más valiente y El Juli lo más serio. Creerás en Morante hasta en los peores momentos
9º) Conoceras al menos el nombre de tres banderilleros, un picador y un monosabio por tarde, por descontado no te sentarás en la plaza sin conocer el nombre del caradura del empresario, del inepto de presidente y del cegato del veterinario.
10º) No denostaras ni despreciaras a José Tomás ni a Enrique Ponce aunque no los comprendas
Todos estos mandamientos se resumen en uno
Tras esta (califiquenlo ustedes)de taurinos modernitos que se dicen cabales y con la misma politica de dar seriedad al blog,escuchemos a un MAESTRO
ResponderEliminarEl aficionado (Joaquín Vidal)
El aficionado puro, ese camina quedo, para, mira, calla. El aficionado puro parece que mira, pero en realidad no ve. La ilusión de la corrida ocupa su pensamiento y sueña toros bravos, lidiadores expertos, artistas de la tauromaquia. El aficionado puro, lo primero que le interesa del cartel es la ganadería y la hora de comienzo de la corrida. Los espadas, con ser muy importantes, constituyen un factor secundario en sus motivaciones, pues, toree quien toree, acudirá al festejo en cualquier caso. No suele alentar partidismos y lo mismo elogia hasta la excelsitud la actuación de un torero una tarde, que destruye analíticamente la siguiente. Algunos aficionados, cuando se les pregunta cuál es su toreo favorito, se sienten ofendidos por la duda y responden severamente:
-Yo no soy de nadie; sólo del que lo hace.
Su exigencia es que salga el toro íntegro; que la lidia se ajuste a las reglas; que la presidencia cumpla y haga cumplir el reglamento. Si además hay toreo bueno, ésa ya será la felicidad. El aficionado puro vive la corrida desde sus prolegómenos, se fija en todo cuando sucede en el ruedo y en el callejón; observa, estudia, analiza, correlaciona; posee un sentido de la justicia estricto y su primer objetivo de defensa es la fiesta misma. El aficionado puro es beligerante con todo cuanto atente contra la autenticidad del espectáculo, con aquello que lo desnaturalice. Pero no es intrasigentea ultranza, pues, en sentido contrario, cuando hay toro íntegro, lidia verdadera, mérito del lidiador, se hace de miel. El aficionado puro , en realidad, es un bendito de Dios.
Esto es lo que algunos taurinillos a los que se les hacen descubrir sus desmanes y falta de verguenza llaman irrespetuosamente "amargaos" y despues siguen teniendo las desfachatez de pedir respeto a antis.
Sigue aprendiendo.