Primero la decepción, luego la esperanza y al final el diluvio.
En Burgos para abrir feria, una de Cuadri, dos tercios de plaza. Tras un trapio digno de cualquier plaza, hasta el cuarto toro la peor imagen de los Cuadri en escalera, sin casta, sin peligro, sin faena, sin fuerzas, sin nada de cuadri en el interior. El quinto fue un toro para la esperanza, bravo, humillnado pidiendo los medios, mal lidiado, escurrido de atrás y sin que lo pusieran dos veces al caballo como estaba pidiendo, no por fuerzas pero sí por raza, no se acopló Bolivar en una faena con altibajos, no siempre bien colocado ante el exigente pitón izquierdo, el americano falló a espadas y fue aplaudido el toro en al arrastre. En el sexto Salvador Cortes arrancó una oreja por la tremenda bajo una lluvia torrencial, el toro, bien gracias, la lluvia lo templó pero llevaba la cara al lado de las agujas de la catedral, iba venía, se dejaba, no miraba y poco más y antes Padilla había cortado una oreja de arrimón y tentetieso. El resto silencios de muchos decibelios, pitos a Cortés cuando abrevió en el tercero y poco más
Tarde de muy malas estocadas, de mitines con los descabellos,de la habitual mala lidia en este encaste, de monopuyazos, alguno infame, en corrida de toros en que se presume otro son, desastre en banderillas. juergas en los tendidos. Ayer se confirmaron muchas asuntos, por ejemplo, que en Burgos sólo hay dos estaciones el invierno y la de Renfe, que Cuadri languidece y necesita un revulsivo, que tiene la bravura y la solución en casa, en algún gen de ese quinto que se aplaudió en el arrastre pero que pasó desapercibido para los blusas y la sombra del Plantío, se confirma que Bolivar es una seria alternativa por su forma de torear pero que no puede ser figura si se sale de la suerte incluso al matar, se confirma que Cortés puntúa casi siempre, que Padilla es una bicho, se confirma que el cuadrismo militante, la cuadriadicción en otra versión, no se aburre y empuja lo suyo, un autobús de la Peña la Divisa de Trigueros llegó hasta las tierras del Cid y se sintió como pez en el agua en los tendidos cómodos y comilones de la plaza burgalesa, se confirma la excepcionalidad ganadera del carácter Cuadri, ni un sólo miembro de la familia, y había muchos a los que vimos, ni uno sólo se dio coba, no pusieron paños calientes y su malestar era palpable tras la decepción de una corrida a la que acudían con toda la ilusión. Alguna copla de las peñas dolió como una puñalada y no solo a los ganaderos...
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