GANADERIA: Seis novillos-toros de Antonio López Gibaja, correctos de presentación y de buen juego. Nobles y con movilidad destacó por su casta el bravo cuarto. Fueron ovacionados en el arrastre.
TOREROS: VICTOR ABAD (azul marino y oro). Pinchazo y estocada (ovación con saludos tras aviso) y pinchazo y estocada (silencio tras aviso).
IGNACIO GONZALEZ (blanco y oro). Medía estocada contraria (oreja) y estocada (oreja Pinchazo y media estocada tendida (oreja tras aviso) y estocada y doble vuelta al ruedo (oreja con petición de la segunda).
RAFAEL TEJADA (azul purísima y oro). Pinchazo y estocada (ovación con saludos) y pinchazo y estocada (ovación con saludos).
INCIDENCIAS: Quinto festejo de abono de la Feria de Nuestra Señora de la Salud de Córdoba. Menos de un cuarto de entrada en tarde agradable. Al finalizar el festejo Ignacio González abandonó el Coso de Los Califas a hombros por la puerta de cuadrillas.
Qué pena de novillada. Una vez que salta al ruedo de los Califas una novillada de lujo, los actuantes, a excepción de Ignacio González, han dejado pasar una tarde para sentirse toreros de verdad. Novillada por tanto interesante. Bien hecha, cuajada, con kilos y pitones. Además lo que es importante con su raza y casta. Unos más y otros menos, pero todos pusieron a los actuantes sus orejas en bandeja de plata. Lo que suele ocurrir en estos casos, es que la presión por un lado, la falta de oficio por otro y aptitud de cada uno, han hecho que tan suculento manjar no sea degustado correctamente. Por tanto interesante novillada de Antonio López Gibaja, en una tarde en la que la mediocridad fue referente. La novillada tuvo una presencia correcta para una plaza de primera. Igualada en hechuras entre sí, así como en peso y juego. Por desgracia no fue aprovechada del todo por los actuantes, de haberlo sido hubiésemos vivido una buena tarde de toros, pero ya se sabe, cuando hay toros, no hay toreros. Al menos eso dice el dicho taurino.
Víctor Abad lleva algún tiempo en esto. Como todos con la ilusión por ser figura del toreo. Hace algunas temporadas tuvo incluso su particular ambiente en Córdoba, lo que le permitió sumar algún número de festejos. También hace dos campañas cortó una oreja de peso en Córdoba, pero incomprensiblemente las cosas no le rodaron como pensaba. Y es que esto del toro es complicado. Muchos son los llamados y muy pocos los escogidos. Abad no paso de discreto en la tarde de ayer. Correcto pero evidenciando una pésima colocación en su toreo, lo que le hizo salir apurado en más de un trance. Tuvo en sus manos el novillo de la tarde, viéndose totalmente desbordado ante tanta raza y casta.
Ignacio González fue el triunfador del festejo. No estuvo rotundo del todo, pero para lo poco que toreó la temporada pasada, ha sido el único que estuvo con matices a la altura de sus oponentes. Tremendamente valiente. Valeroso con el capote en sus dos novillos. Con la muleta cuajo dos trasteos que mostraron sus ganas de agradar al respetable. Cierto es que está más a gusto en las cercanías de los pitones, pero también es verdad que los mejores muletazos a sus dos novillos los dio cuando les dejo distancia y los trajo toreados con elegancia y formas más que correctas. Injustamente no le fue concedido el segundo trofeo en el quinto, lo que le hubiera permitido salir a hombros por la Puerta de los Califas y quién sabe, si incluso haberse abierto muchas puertas de cara al futuro. Ignacio no pierde crédito, lo ha acrecentado de forma notable.
Rafael Tejada evidenció su bisoñez. Su aventura en el mundo del toro pudo costarle un feo disgusto si su primero hubiera hecho presa. Antes de la voltereta mostró un toreo con buen corte y mucho gusto. Incluso intentó hacer las cosas con sentido y buen criterio, pero una fea voltereta le hizo cambiar el chip. Ante su segundo no acabó nunca de centrarse.
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