lunes, 18 de mayo de 2009

La historia inacabada del torero listo y el torero tonto

La historia inacabada del torero listo y el torero tonto
Debía llegar el día en que alguien contará que hubo una vez dos toreros, jóvenes, bravos, valientes, bien plantados, guapos, bueno, haciendo honor a la verdad, debemos decir que uno era más guapo que el otro, en todo caso los dos eran figuras del torero, o lo que es lo mismo, se habían podido comprar un cortijo con los toros.
Los dos eligieron un día un camino difícil y hermoso, ser toreros. Los dos eran famosos, los dos toreaban una tarde si y otra también. Pero…uno era listo y otro era tonto, bueno parecía tonto, por que según la madre de Gump, Forest Gump, “tonto es el que hace tonterías” y el torero “tonto” nunca hizo tonterías. Los dos toreros eran hijos de torero. El torero al que llamamos tonto para entendernos, aunque al final de esta historia muchos es posible que acaben no estando de acuerdo con este calificativo, bueno para entendernos el torero tonto, se hacía llamar con el apodo de su padre, que fue torero modesto y posiblemente falto de algo, como todos los que no llegan, escaso de valor, de clase, de técnica, o a lo mejor sólo falto de suerte, no sabemos de que adolecía, pero el padre de este no pasó de la mediocridad de tantos maletillas, el torero tonto se puso ese nombre, al fin y al cabo el de un torero fracasado, seamos claros, ese nombre no le ayudó, es más, le podía haber supuesto un lastre. Se lo puso queriendo hacer grande el nombre de su padre, porque sabía desde muy joven que él era torero por tres cosas, primero por que Dios así lo quiso y lo dotó largamente de cualidades propias de esa condición, no se iba a poner de nombre “Dios”, aunque ya hubo un torero, el padre de Lagartijo por dar un dato, que se llamaba “Niño de Dios”, pero esa es otra historia menos extraña que la presente y que contaremos en otra sentada. El segundo motivo por que era torero era un motivo a caballo entre la genética y el ambiente, nunca pensó en llamarse “el Mendeliano” o “el niño de los genes toreros”. El tercer motivo era su padre, su amor al toro, su propia frustración reconvertida en ilusión, su sueño moribundo reencarnado en su hijo, en homenaje a esta tercera causa usó siempre el que fuera apodo de su padre.
El torero listo, este siempre nos parecerá listo a todos, en distinto grado y con más o menos merito, pero listo, se puso en los cárteles con un nombre de reminiscencias del de su padre, que fue figurón del toreo y aún tenía predicamento y partidarios y favores que cobrar y amigos y un sitio grande en el Cossío, eso le ahorró la escuela taurina, las amistades de que hablábamos le facilitaron la enseñanza, los cortijos ganaderos de su familia y los de su amigos le dieron tentaderos sinnúmero, oportunidades y un hueco en los carteles. Los públicos y las empresas le dieron el cariño, el sitio y los contratos sobrantes de su progenitor.
El torero tonto siempre quiso ser torero y fue desde niño alumno de una escuela taurina donde destacaba siempre, luego se fue lejos para hacerse torero, casi sin ser persona, casi sin ir a escuela, casi sin tener infancia, casi sin darse cuenta confirmó que era un superdotado, un torero grande en un cuerpo de niño.
El torero listo tuvo una infancia dura, la soledad es dura, la soledad compartida con otras soledades más aún y por eso a lo mejor se hizo listo o pícaro. Su vocación taurina le vino cuando comprendió que no servía para los masters de sus amigos, ni para los albañiles, ni para los negocios. El torero listo tomó su alternativa, cuando era un hombre, en una plaza grande, con un cartel grande y estuvo grande y poderoso, mejor que de novillero, donde nunca destacó pero donde logró crear la expectación necesaria para dar el salto de escalafón.
El torero al que llamamos tonto, alguno preguntará porqué le llamamos con este feo apelativo, no se preocupen, la historia tiene su tiempo y todo se descubrirá, el torero tonto empezó a interesar desde siempre, su carrera de novillero fue intensa, el día de su alternativa era un niño, en una plaza grande con dos toreros grandes y él estuvo grande y valiente como de novillero, bullidor, variado, poderoso, serio para ser un niño.
El torero listo fue lanzado al estrellato de los toreros, que mal suena esta expresión ¿verdad? Pero así fue, una estrella, salía en los papeles de los toros y en otros papeles, las cámaras “le querían” , él se dejaba hacer y a veces ayudaba un poco, sus novias eran famosas, sus amigos también, era una estrella. Toreaba mucho, tenía tardes buenas, regulares y malas, cogidas, triunfos, éxitos, fracasos, decepciones, emociones, sustos, miedos y valentía.
El torero tonto toreó mucho, España, América hispana, Francia, tuvo alguna cogida grande, muchos triunfos, alguna bronca, era muy joven y lo querían mucho las madres porque era el hijo ideal y los padres por que hubieran querido ser como él y los niños por que era un niño que jugaba al toro. Toreó tanto y en tantos sitios, que pronto los públicos se cansaron un poco del niño, ya talludito, sus apoderados, otros hombres listos, pensaron que ya se había acabado el carrete, la gallina de los huevos de oro, que lo que le quedaba por hacer era dar vueltas a España y ser una figura más del montón.
El torero listo empezó a demostrar su inteligencia natural cuando observó, casi sin ayuda, que si se quedaba una cuarta atrás, el toro no le apretaba tanto, cuando captó que. si al entrar a matar, daba un rodeo y metía la mano, el toro pasaba sin más, la espada no caía bien y el toro tardaba más en morir, pero la diferencia no era mucha, y al fin y a la postre lo que contaba era, por puro sentido de supervivencia, no exponer mucho.
El torero al que llamamos tonto, ahora empezaran a comprender, se sentía mal, no encontraba su sitio, no lo veía tan fácil, y decidió apretarse los machos, que bonita expresión y que taurina, ¿eso como se hace?, pues él, en sus cortas luces, pensará alguien, decidió dejarse matar por pisar un terreno que no era el suyo, si no el del toro, pensó que todo tenía más valor si aún bajaba más la mano y forzaba al enemigo de cada tarde, se empeñó en entrar a matar en derechura, bajando la mano izquierda y metiéndose en la cuna, entre los pitones del animal bravo. Y además decidió hacerlo en todas las plazas de importancia, con la misma disposición siempre.
Aquí empezamos a comprender por que el torero listo es conocido como el listo y el torero tonto es nominado de tal forma, aunque al final muchos pensaran que nos equivocamos al encasillarlos.
El torero listo observó que, en las plazas más exigentes, algún espectador entendido le pitaba por las mañas que había adquirido, por las ventajas que usaba cada tarde, pero también se dio cuenta pronto que en otras plazas, llenas de gente, su toreo despegado y fácil, lleno de técnica, conseguía no enfadar a nadie de los muchos y muchas, en lenguaje de ministra, que iban a verle.
El torero tonto lo pasó mal, le pedían suertes que ya no practicaba, es elegante eso de “suertes que ya no practicaba” ¿verdad que es bonita la jerga taurina?, lo recibían de uñas los aficionados con carné de aficionado y los padres y madres que antes lo querían tanto, pero luego a lo largo de la faena, esos mismos, se quedaban callados y de repente, al matar al toro por arriba, gritaban exaltados; habían captado matices de importancia en la actitud de torero al que llamamos tonto. Se quedaba quieto, bajaba la mano, lo ponía todo en cada faena. Por cierto, sería tonto, pero había alcanzado una técnica de hondura y conocimientos profundos que trascendía a los tendidos.
El torero listo también, para eso su apodo en esta historia, había logrado cotas inimaginables de técnica y poder, mucho, comenzó a practicar suertes que nadie le pedía, él sin embargo pidió más dinero y se lo dieron, las gentes iban a la plaza a ver a un torero que salía mucho en la tele, con sus novias, sus hijos, sus gentes, sus líos. Como era listo sabía que todo eso interesaba que fuera junto, y promocionaba que así sucediera, toreaba por que salía en esos papeles y salía en esos papales por que toreaba, cada vez en plazas de menos responsabilidad cada vez en más dinero, cada vez con menos toro. Se palpaba la falta de trasfondo de su toreo.
El torero tonto pidió más dinero y los empresarios listos no se lo quisieron dar, no llevaba gente, decían, no salía en la tele más que en programas de toros y eso no servía, no salía en más revistas que las taurinas y eso no vendía, no era más que un gran torero que cada tarde conquistaba formas y terrenos y eso no es lo que buscaban los públicos. El torero tonto no tomó el camino de los lisitos, ni el fácil, no se prodigó más donde no le interesaba, cogió el camino difícil, un apoderado independiente, se siguió peleando con el de los pitones hondos por unos centímetros de albero, no rehuía carteles con otros como él, hacía gestos de matar corridas duras, cada tarde era una tarde responsabilidad, cada toro un reto, cada temporada un mundo. Fue siendo feliz cada año un poco más, toreando y superando sus retos personales
Aquí estamos cuando pasa lo insospechado, el toro no distingue toreros listos y toreros tontos, a todos coge por igual, esa es su raza y su motivo. Los dos toreros torean mucho, y una tarde en una plaza cualquiera, el torero listo es cogido por un toro afeitado, no de la barba, sino de los cuernos, y chico, pero es cogido de fea manera, cuando se iba de la cara del toro y lo creía tener dominado, el tabaco es gordo, podía haber muerto, sufre una fea cornada, muy amplia, sucia, de las que dan los toros afeitados, y da con los huesos en un hospital de la capital. Allí hay mil cámaras de otros tantos programas deleznables, mileuristas de la prensa en busca de carnaza, unas cuantas fans y su gente. Lo deben operar, cuando despierta de la anestesia, pregunta, demostrando su inteligente condición de listo.
- ¿Tengo mucho, es gorda la cogida?, se cuidaba por instinto ¿Ha salido en la tele? Se interesaba por la repercusión, claro,¿hemos perdido mucho dinero? Se interesaba por la economía, prudente
En eso mismos días el torero tonto fue cogido cuando entraba a matar en la plaza de toros de Las Ventas, la faena había sido importante y el toro lo había avisado, por que los toros avisan, ¿Sabían ustedes?,de que iba a derrotar en cuanto sintiera la espada, el torero tonto lo sabía, su apoderado también, su cuadrilla entera sabía que el toro quería cogerlo, muchos de los que estaban en la grada no sólo sabían que el toro quería cogerlo, también sabían que, como era el torero tonto, se iba a dejar coger por una extraña mezcla de orgullo, necesidad, compromiso, torería, entrega, pasión y algo llamado amor propio, que no se muy bien lo que es. Claro, lo cogió el toro. Luego, en la enfermería de la plaza, cuando despertó de la operación sus preguntas fueron:
- ¿Han sido dos orejas? ¿Estaré listo para Bilbao?, ¿Qué han cortado los otros?
El torero listo y el torero tonto se recuperaron, el torero tonto seguía soñando con la faena perfecta, con el dominio absoluto de un toro, con la entrega total y la pérdida de conciencia de su propio cuerpo en una tarde.
El torero listo siguió con sus mañas, su valor, su oficio y digo yo que soñando, aunque yo no se que soñaba, nunca he sido capaz de leer el alma de los listos
Por mucho me tendría si osará contar como acaba la historia, que no lo se, si le quitase meritos a alguno de los dos toreros, si formulase juicios de valor, casi me pesa haber contado esta historia. Se que mi paciente lector tendrá preguntas pero ¿no será mejor dejarlas ocultas? Casi ni formularlas
De verdad, no se como sigue la historia, no es por soberbia o por darme misterio que no sigo, ni por pereza que no tengo. Sólo quería contar algo, si el que lo ha leído lo considera ocioso y acaso estúpido, pronto lo olvidará, si por el contrario piensa “mira el prenda” ha dado en el clavo, me ha entretenido un rato, o al menos me ha hecho reafirmarme en que “listo” es un buen nombre para uno y me ha hecho plantearme que “tonto” sea un buen titulo para otro, o algo de ese tenor, al menos no habré perdido el tiempo, cosa que hago muchas veces.




3 comentarios:

Anónimo dijo...

Vaya Javier, me has enganchado, nunca me había planteado esto como una guerra entre listos y tontos, así que a mi si que me has hecho pensar.
Paco Sierra

Anónimo dijo...

Tio con articulos tan largos nos aburres y nos desmotivas, tres tanditas y dos tricherazos, es mi opinión. Gracias.

Uno que no acabo de leer.

Javier dijo...

División de opiniones,que torero.
Por justificar, creo que la extensión media es batante breve, de vez en cuado se me va la olla y me pongo pesaito, lo siento, pero ya sabes, una visual y pasas de largo, a lo mejor alguién, como Paco, quiere leer algo tan tedioso.
Gracias por la opinión, fenómeno

Haciendo hilo

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