No creo que el presidente de una plaza de toros deba ser un personaje de importancia mediática, su trabajo se desarrolla entre bambalinas, en los corrales, los patios de cuadrilla y la soledad del palco; en estas tesituras si que debe acrisolar otras virtudes, siempre desde la torería, sentido de lo taurino, conocimientos, don de autoridad y un profundo conocimiento de con que bueyes se está arando en todos los sentidos. Desde esa discreción, su salida tampoco debería ser noticias de primera plana en una ciudad.
Dicho esto aclaro que tengo el placer de conocer a Juan Murillo Pedrote desde hace doce años, en el ambiente distendido que nos permitió ser contertulios de Rafael Mezquita en el hotel MonteConquero de Huelva en Colombinas. Su conocimiento y amor al toro, su amabilidad, su sencillez y el trato que me dispensó, le hicieron ganarse pronto la condición de amigo. Que conste que el que Juan sea mi amigo no supone que él me otorgue dicha condición.
Durante estos años le he pedido varias entrevistas en momentos complicados, sin problema, que me acompañará como ponente, tertuliano, conferenciante en alguna peña, todo facilidades, que me dedicase su libro "De Botijero a Presidente" que tanto me enseñó, no ha sido posible; ahora tendremos más tiempo y mejores ocasiones, seguro.
A los que hemos nacido dentro de esa gran familia que es la militar y la de los miembros de los distintos cuerpos de seguridad del estado, de la antigua escuela, nos une una extraña comunión en maneras, en educación, en formas de entender cosas, en saber callar… en aquello que decía Calderón:
Durante estos años le he pedido varias entrevistas en momentos complicados, sin problema, que me acompañará como ponente, tertuliano, conferenciante en alguna peña, todo facilidades, que me dedicase su libro "De Botijero a Presidente" que tanto me enseñó, no ha sido posible; ahora tendremos más tiempo y mejores ocasiones, seguro.
A los que hemos nacido dentro de esa gran familia que es la militar y la de los miembros de los distintos cuerpos de seguridad del estado, de la antigua escuela, nos une una extraña comunión en maneras, en educación, en formas de entender cosas, en saber callar… en aquello que decía Calderón:
Aquí, en fin, la cortesía,
el buen trato, la verdad,
la firmeza, la lealtad,
el valor, la bizarría,
el crédito, la opinión,
la constancia, la paciencia,
la humildad y la obediencia,
fama, honor y vida son ...
será por eso, unido a la afición que compartimos, pero me siento plenamente identificado con Juan Murillo.
Me enteré de la dimisión de Juan como presidente de la Maestranza, por un amigo común, Juan Moreno por buen nombre, el sábado mientras estábamos a otra cosa, se me quedó dormida una mala sensación en el alma, latente, una cornada envainada. Ahora, domingo por la noche, ya me sangra la herida, por el Juan Murillo persona y por la fiesta de toros.
Los que conocemos a Juan podemos imaginar lo que le ha podido punzar en el alma tomar esta decisión, su amor a la fiesta brava y a esta forma noble y callada que encontró de servirla a través del palco, no se merecían este, seguro que amargo, final.
Cuatro amores y por este orden le conozco a Juan: su familia, su profesión, sus amigos y el toro. No busquen fuera de este cuarteto las causas del precipitado adiós del decano de los presidentes de Sevilla. Olvídense de aspiraciones, de vanidades, de pulsos, de miedos, de rencores, de política, de... miserias.
Desde la distancia, sin haber hablado con nadie, no manejo por tanto ninguna información, analizo:
Su familia le ha apoyado siempre en esta singladura que empezó en Barcelona hace más de treinta años a pesar de los sinsabores, no ha sido la causa, apuesto.
Su condición de hombre disciplinado y funcionario de policía le dan entereza y capacidad para que nadie pueda ir por caminos torticeros de desencuentros políticos con los nuevos responsables taurinos de la provincia. sólo el que su responsabilidad taurina pudiese afectar al correcto desempeño de su trabajo podría justificar una causa de esta índole para su dimisión.
Sus amigos, muchos de los cuales somos taurinos, sabemos que no es Juan hombre de silencios fáciles, ni de silencios consentidores, mucho menos de silencios cobardes, estoy seguro que en lo que decida callar o hablar, estará apoyado por todos los que sabemos que su silencio solo puede ser tachado de "responsable". Y sus palabras, si las hubiera, de sinceras
Me queda el toro, no me cabe duda de que el único motivo que le hizo entrar en este camino, de Botijero a Presidente, fue el amor a la fiesta y que la única causa que lo echa de la fiesta es ese mismo amor. Que nadie pueda imaginar una razón bastarda ligada a la fiesta, se va, sin saber nada lo afirmo, por razones puras y taurinas.
Ya que se me vino antes a la mente Calderón, remato por ese pitón
Y así, de modestia llenos,
será por eso, unido a la afición que compartimos, pero me siento plenamente identificado con Juan Murillo.
Me enteré de la dimisión de Juan como presidente de la Maestranza, por un amigo común, Juan Moreno por buen nombre, el sábado mientras estábamos a otra cosa, se me quedó dormida una mala sensación en el alma, latente, una cornada envainada. Ahora, domingo por la noche, ya me sangra la herida, por el Juan Murillo persona y por la fiesta de toros.
Los que conocemos a Juan podemos imaginar lo que le ha podido punzar en el alma tomar esta decisión, su amor a la fiesta brava y a esta forma noble y callada que encontró de servirla a través del palco, no se merecían este, seguro que amargo, final.
Cuatro amores y por este orden le conozco a Juan: su familia, su profesión, sus amigos y el toro. No busquen fuera de este cuarteto las causas del precipitado adiós del decano de los presidentes de Sevilla. Olvídense de aspiraciones, de vanidades, de pulsos, de miedos, de rencores, de política, de... miserias.
Desde la distancia, sin haber hablado con nadie, no manejo por tanto ninguna información, analizo:
Su familia le ha apoyado siempre en esta singladura que empezó en Barcelona hace más de treinta años a pesar de los sinsabores, no ha sido la causa, apuesto.
Su condición de hombre disciplinado y funcionario de policía le dan entereza y capacidad para que nadie pueda ir por caminos torticeros de desencuentros políticos con los nuevos responsables taurinos de la provincia. sólo el que su responsabilidad taurina pudiese afectar al correcto desempeño de su trabajo podría justificar una causa de esta índole para su dimisión.
Sus amigos, muchos de los cuales somos taurinos, sabemos que no es Juan hombre de silencios fáciles, ni de silencios consentidores, mucho menos de silencios cobardes, estoy seguro que en lo que decida callar o hablar, estará apoyado por todos los que sabemos que su silencio solo puede ser tachado de "responsable". Y sus palabras, si las hubiera, de sinceras
Me queda el toro, no me cabe duda de que el único motivo que le hizo entrar en este camino, de Botijero a Presidente, fue el amor a la fiesta y que la única causa que lo echa de la fiesta es ese mismo amor. Que nadie pueda imaginar una razón bastarda ligada a la fiesta, se va, sin saber nada lo afirmo, por razones puras y taurinas.
Ya que se me vino antes a la mente Calderón, remato por ese pitón
Y así, de modestia llenos,
a los más viejos verás
tratando de ser lo más
y de aparentar lo menos.
Este es el retrato fidedigno del mejor presidente de la Maestranza de los últimos años. Mi amigo Juan Murillo.
Este es el retrato fidedigno del mejor presidente de la Maestranza de los últimos años. Mi amigo Juan Murillo.
Javier, metiéndome donde no me llaman, hay rumores de irse por temas de desacuerdo en los asuntos internos maestrantes en las mañanas de sorteo, vamos que no anda muy de acuerdo con algunas de las corridas y de los toros lidiados este año en Sevilla. El caso es que si éste es el motivo y su amor a la fiesta es tal y como lo cuentas, debería irse poniendo a más de uno en su sitio y de paso hacerle un favor a los aficionados.
ResponderEliminarDe lo contrario, al fin y al cabo le está siguiendo el juego a maestrantes, ganaderos, empresarios y demás personajes que han conseguido organizar una feria de vergüenza para cualquier aficionado que se precie.
No estoy de acuerdo, hay que respetar los silencios, tan elocuentes a veces.
ResponderEliminarMi impresión, después de toda la feria sin ver a Juan Murillo por los lugares donde solíamos hacerlo, es que estaba quemado, cansado de la empresa, de los veedores, de los ganaderos, de las presiones.
Su labor está ahí, es pública y se puede analizar. ¿Que diría de su categoria humana hablar mal de alguién, despotricar de un sistema del que ha sido parte?
Te acordarás de las ferias de los ochenta, una gran mayoria de toros por los suelos, fuera de tipo, tardes y tardes de nada, en cambio, la feria del 2007 fue el paradigma de lo contrario. Tampoco digo que fuera todo el merito de Juan Murillo, pero seguro que ayudó su afición y su forma de hacer las cosas.
El año pasado se vivieron momentos en ese patio de cuadrillas y dependencias aledañas que descubren a los hombres y no todas las partes estuvieron a la altura, apartir de que le pierdes el respeto a alguien es muy dificl seguir trabajando con él.
De decir la verdad a despotricar va un camino muy largo. A lo mejor la forma de empezar a cambiar esto comienza si los que están dentro hablan a las claras de los mamoneos que existen y de esa forma la gente empieza a tomarse en serio la necesidad de cambiar ciertos estamentos de la fiesta
ResponderEliminarSi es tan íntegro como estás diciendo y "lo han echado" de ahí, será porque habrá visto mucha falta de integridad a su alrededor y en lo que se refiere al toro, no? Pues a ver si de una vez nos enteramos que en ese animal está la base de la fiesta por mucho que algunos se empeñen en colocarlo en el último escalón del cotarro. Claro que así nos va, tenemos lo que nos merecemos, ni más, ni menos