El banderillero Julio Pérez 'Vito' y el periodista Nicolás Salas, profesores honoríficos de las escuelas andaluzas
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COMUNICADO DE LA OFICINA DE PRENSA
El veterano banderillero, que ya va por los 80 años, tras tomar la alternativa y dejar el oro tras seis años de matador, se hizo figura de los banderilleros, inluido durante muchos años en la cuadrilla de Miguel Báez 'Litri'. Nicolás Salas ha sido un periodista y escritor prolífico que ha sabido retratar la Fiesta de los toros en Andalucía en cada una de las décadas que ha vivido.
Las Escuelas de Tauromaquia de Andalucía han querido homenajear a dos personajes del mundo del toro. Se trata del veterano banderillero Julio Pérez 'Vito' y del periodista y escritor sevillano Nicolás Salas. El acto de entrega ha corrido a cargo de la consejera de Gobernación de la Junta de Andalucía, Clara Aguilera, en presencia del presidente de la Asociación de Escuelas de Andalucía, Eduardo Ordóñez. Por la dilatada trayectoria taurina en los ruedos y su ejemplo de pasión y dedicación a la Fiesta, las escuelas taurinas de Andalucía han acordado nombrar profesor honorífico a Julio Pérez 'Vito'. Del mismo modo, por su conocimiento cultural y social de la Fiesta de los toros, y el estudio de su evolución en las últimas décadas y su incidencia en la sociedad andaluza, se nombra al periodista y escritor Nicolás Salas profesor honorífico de la Escuelas de Tauromaquia de Andalucía.
Ambos han agradecido esta distinción con palabras emocionadas y sentidas. Los asistentes, entre los que se encontraban toreros como Espartaco, Ortega Cano, Miguel Báez Spuny 'Litri', José Luis Galloso, Emilio Oliva, Ruiz Miguel, Pepe Luis Vargas, Oliva Soto, Chicote o Francisco Corpas; empresarios como Pepe Cutiño; banderilleros como Julio Pérez 'Vito', Andrés Luque Gago, Tito de San Bernardo, Curro Puya, Antonio Caba o Carmelo; ganaderos como Tomás Prieto de la Cal o Carlos Núñez, han arropado este entrañable acto organizado por las Escuelas de Tauromaquia de Andalucía.
JULIO PÉREZ 'VITO' es un sevillano octogenario, con garbo, de prosa tan sutil y delicada que sus palabras se convierten en verso, hombre bueno y torero de los pies a la cabeza. Es más, no hay nada en su elegante porte que no desprenda torería. Se ha forjado un nombre dentro de la siempre inconclusa historia de la Tauromaquia porque empezó a amar esta profesión desde muy niño. Con apenas 15 años decidió aventurarse en esta compleja profesión, quizá porque como premio a su primera actuación en Ubrique cobró 5 pesetas y un jamón. Lo de menos era que no tuviese cuchillo para cortarlo.
Muy pronto supo que el arte del toreo no era un juego. Apenas un año después vio cómo un novillo de Miura en un festival en Fuentes de León le atravesaba el muslo. Y el viaje desde la población extremeña hasta Sevilla fue toda una peripecia homérica digna de cualquier prosista del siglo XX. Quizá éste haya sido su sino a lo largo de toda su vida de torero, la rapidez con la que ha vivido todos sus grandes momentos: tomó la alternativa el 1 de septiembre de 1946 en Valencia de manos del El Choni y con el mexicano Carlos Arruza de testigo, con toros de Joaquín Buendía y seis día más tarde confirmaba en Madrid con un encierro de Felipe Bartolomé y acartelado con Curro Caro y Carlos Arruza. De matador de toros compartió cartel con Pepín Martín Vázquez, Cagancho, Chicuelo, Domingo Ortega, Gitanillo de Triana, Pepe Luis Vázquez, Arruza, El Choni... Pero 6 años de matador de toros y 7 grandes cornadas es un precio excesivamente gravoso para una figura atlética como la de Julio Pérez Vito, que como no se encontraba a gusto decidió cambiar el oro por la plata... ¡Y qué gran torero! Él ha hecho bueno ese maravilloso verso del poeta sevillano Manuel Machado: “Antes que un tal poeta, mi deseo primero hubiera sido ser un buen banderillero".
¡Y qué banderillero! Empezó en las filas de Juan Posada y muy pronto comenzó el gran matrimonio con el ídolo onubense Miguel Báez 'Litri'. Aquí se fraguó la leyenda del ídolo de masa y de este banderillero sin igual, un hombre que se plantaba en mitad del ruedo, se dejaba ver con gallardía, andaba con temple hacia la cara del toro y cuando estaba en la distancia justa, salía por cualquiera de los pitones, reunía en la cara, clavaba en el morrillo, se apoyaba en los garapullos y salía andando de la suerte con una naturalidad pasmosa. Hoy es una enciclopedia de la Tauromaquia andante que puede contar mil historias, de cuando inauguró la plaza de toros de Casablanca, de cuando toreó en Tánger... o de cuando toreó en París con Conchita Cintrón y Ángel Luis Bienvenida.
NICOLÁ SALAS es un sevillano circunstancialmente nacido en Valencia y que desde la más tierna infancia sintió el aguijón de la letra impresa. Comenzó su larga y vastísima andadura por el mundo del periodismo de la mano de Celestino Fernández Ortiz, primero en el diario 'Sevilla' y luego en el semanario 'Trofeo', y de ahí un ascenso meteórico: El Correo de Andalucía, el influyente 'Oiga' y la cuidada y seguida “Hoja del Lunes”
En el año 1959 ingresó en el ABC y esa fue su mejor escuela. Estuvo como auxiliar de redacción, redactor-jefe y finalmente se consolidó como figura del periodismo haciéndose con las riendas del periódico grapado en calidad de director desde 1976 hasta 1984. A ninguno de nosotros se nos escapa que fue un testigo de excepción de los momentos más fascinantes por problemáticos e ilusionantes de la reciente historia de España. Le tocó vivir desde un lugar privilegiado el paso de dictadura a la democracia, eso que los historiadores han dado en llamar Transición. Si a un torero se le exige valor para aguantar las acometidas del toro, templarlas y mandarlas por donde él quiere, a una figura del periodismo se le exige independencia de criterio y limpieza de juicio caiga quien caiga.
Con esa doctrina por principio, Nicolás Salas supo capear la censura, las presiones, las amenazas y los juicios en los tribunales... que todo ha habido en las andanzas de este sevillano. Ha sido un periodista que ha creído firmemente en los valores de Andalucía, que ha defendido sus símbolos (luchó incansablemente porque la bandera de la Comunidad estuviese en todas las instituciones públicas y privadas) y que ha pagado, también muy caro ir por libre: de hecho se jubiló de forma anticipada en 1998 y colaboró desinteresadamente con ABC hasta el año 2000, fecha en que la agudeza de su crítica no sentó bien a determinados políticos.
Le dieron una 'corná' y al sentir su orgullo mancillado se fue a torear a otra plaza. Y disfrutamos de sus ideas e ingeniosidades en 'Diario de Sevilla' y de sus irrepetibles libros: 'Las Ferias de Sevilla' (Premio Ciudad de Sevilla), 'Morir en Sevilla' (Premio Ateneo de Novela), 'Sevilla en los tiempos de Joselito y Belmonte' y el más reciente: 'Sierpes Universal'.
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