¿Por que vuelven los toreros?
Siempre han vuelto los toreros, y dice Perogrullo, por que siempre se han ido. Profesión de ida y vuelta, de miedos, incomprensiones, pérdidas de sitio, cansancios físicos y mentales, cortijos, amores, disputas empresariales, competencias y al final la ley inflexible de la oferta y la demanda. Vueltas por la puerta de atrás y vueltas por la puerta grande, míticas por lejanas las vueltas de Belmonte, Litri, Ordóñez, Luís Miguel, Antoñete, Manolo Vázquez, el Cordobés, Bienvenida. En los últimos tiempos hemos visto volver a Ortega Cano, Juan Mora, Juan Bautista, Emilio Oliva, José Miguel Arroyo, Ojeda, Emilio Muñoz, Dámaso, el Capea, Pepe Luís, las intermitencias de Morante, Fernando Cámara, Jesulín y, por supuesto, toda España ha vivido casi retransmitida en directo, la vuelta José Tomás.
No hay por tanto un sólo motivo en cada regreso ni hay dos regresos iguales. Para explicar por que vuelven lo toreros, lo lógico sería analizar por que se fueron. Hay quien se va pensando en volver, hay quien se va para siempre y vuelve a los diez minutos Estadísticamente no es buena cosa esto de volver, pocos han sido los toreros que han mejorado su trayectoria, o han logrado los mejores momentos de su carrera pero casos hay para todos los gustos.
Otros, como Antoñete o Manolo Vázquez, vuelven en momentos en que lo ven fácil, no quisieron o no supieron o no pudieron competir con los mandones de su época que no les dejaron sitio y deciden volver cuando vieron que contarían con el favor de publico y crítica y se superaron a si mismos en el retorno.
Quizá el caso de Ojeda o de Jesulín sea el paradigma de la vuelta por dinero, en el caso del sanluqueño lo había conseguido todo antes de su adiós, volvió para no aportar nada, a dar vueltas a España y a llevárselo sin más, uno de los toreros más grandiosos del siglo XX, el que se los pasaba cerca de verdad y pisaba terrenos inventados por él, el último revolucionario, volvió para decepcionar; lo del rejoneo no pasa de la anécdota. En la vuelta de Jesulín todavía se puede atisbar el intento de limpiar una imagen que él mismo y su gente se había encargado de mancillar.
Este año serán Espartaco, mandón de los 80 y que nunca se fue del todo, excepto en los peores años de la lesión y la pancreatitis, Víctor Méndes, quizá el portugués que más altas cotas consiguió lejos de sus fronteras, el niño de Palomo, de la importancia de cuya trayectoria nos hacemos cuenta por que no ha logrado quitarse el sambenito de hijo de, otros se han quedado en el intento o están en ello como Galloso el año pasado, el Soro que va a por la enésima operación, tras el enésimo festival de ayuda, nuestro Silvera que sigue en ello, el Cordobés viejo tuvo una intentona sonada en la Expo. En el mundillo siempre se ha dicho que vuelven por dinero, que se torea por dinero y que el que vuelve viene a llevarse lo que se ha dejado. No creo que esto sea justo, en la conjunción de factores que se dan en cada regreso el económico es sin duda uno de los de más peso, pero ni el único ni el principal ni el más frecuente por él que un torero se vuelve a poner en la estación del miedo.
No hay por tanto un sólo motivo en cada regreso ni hay dos regresos iguales. Para explicar por que vuelven lo toreros, lo lógico sería analizar por que se fueron. Hay quien se va pensando en volver, hay quien se va para siempre y vuelve a los diez minutos Estadísticamente no es buena cosa esto de volver, pocos han sido los toreros que han mejorado su trayectoria, o han logrado los mejores momentos de su carrera pero casos hay para todos los gustos.
Por empezar y hacer historia, Litri cuenta que se iba por necesidad de respirar, cada dos tres años se atoraba, era una necesidad casi física de quedarse en casa un tiempo, el tan traído año sabático, se refrescaba el ambiente, se quitaba de los arrimones, aprovechaba para cambiar de apoderado o renegociar, mejoraba el ambiente de las cuadrillas, cargaba el frasco del valor "que se acaba" creaba expectación y casi al irse sabía no sólo que volvería sino cuando y donde. Eran carreras programadas con años en blanco.
Ordóñez volvió un año para pagar “Las Cuarenta “, la finca que se compró con los honorarios de cuarenta festejos a millón por festejo, pero sería superficial quedarse en la anécdota, el maestro de Ronda siempre soñó con una faena que no pudo hacer en la plaza, volvió en busca de la perfección, sólo cuando una tarde en Mallorca comprendió que podía emborronar su trayectoria, colgó su traje de luces.
Ordóñez volvió un año para pagar “Las Cuarenta “, la finca que se compró con los honorarios de cuarenta festejos a millón por festejo, pero sería superficial quedarse en la anécdota, el maestro de Ronda siempre soñó con una faena que no pudo hacer en la plaza, volvió en busca de la perfección, sólo cuando una tarde en Mallorca comprendió que podía emborronar su trayectoria, colgó su traje de luces.
La explicación de Espartaco o Morante viene dada por los motivos de su marcha, la enfermedad y su remisión o curación.
Otros, como Antoñete o Manolo Vázquez, vuelven en momentos en que lo ven fácil, no quisieron o no supieron o no pudieron competir con los mandones de su época que no les dejaron sitio y deciden volver cuando vieron que contarían con el favor de publico y crítica y se superaron a si mismos en el retorno.
Quizá el caso de Ojeda o de Jesulín sea el paradigma de la vuelta por dinero, en el caso del sanluqueño lo había conseguido todo antes de su adiós, volvió para no aportar nada, a dar vueltas a España y a llevárselo sin más, uno de los toreros más grandiosos del siglo XX, el que se los pasaba cerca de verdad y pisaba terrenos inventados por él, el último revolucionario, volvió para decepcionar; lo del rejoneo no pasa de la anécdota. En la vuelta de Jesulín todavía se puede atisbar el intento de limpiar una imagen que él mismo y su gente se había encargado de mancillar.
Cuemta Amorós que Dominguín no se soportaba ni lo soportaban en casa, además gastaba mucho, tuvo que volver.
Viví de cerca la vuelta del Capea, fue un intento honrado de matar fantasmas, no tengo claro que lo consiguiera, sus partidarios lo siguieron siendo, sus enemigos se hicieron más fieles, pero él se sintió mejor torero y mejor persona.
Creo que en la cabeza y en el corazón de la mayor parte de los que vuelven hay el sentimiento cierto de que no lo han hecho todo en el toro, no se ubican en un mundo que sólo entienden vestidos de luces. Hablé largo y tendido una noche con Silvera sobre su vuelta, se fue aburrido del toro y de su gente pero es un hombre que no puede ser otra cosa que torero, Emilio no se entiende a si mismo si no es toreando, yo tampoco lo entiendo fuera del toro y sin vivir de esto. Volvió para no torear un sólo festejo, a lo mejor el destino le recompensa este año. Hablé con el Soro en un curioso hotel de Castellón, con un enorme león disecado el hall, y Vicente no se entiende si no es como torero, dramático presente y amargo futuro en quien no tiene prácticamente pierna. Parecido el caso de Ortega Cano, quien se hizo en las duras de Madrid del verano a base de arrimones y sofocones, cuando le llegó el triunfo y se compró la finca se fue, volvió cuando desde la grada le cantaban por Rocío, y volvió a volver cuando se quedó sin Rocío.
Creo que en la cabeza y en el corazón de la mayor parte de los que vuelven hay el sentimiento cierto de que no lo han hecho todo en el toro, no se ubican en un mundo que sólo entienden vestidos de luces. Hablé largo y tendido una noche con Silvera sobre su vuelta, se fue aburrido del toro y de su gente pero es un hombre que no puede ser otra cosa que torero, Emilio no se entiende a si mismo si no es toreando, yo tampoco lo entiendo fuera del toro y sin vivir de esto. Volvió para no torear un sólo festejo, a lo mejor el destino le recompensa este año. Hablé con el Soro en un curioso hotel de Castellón, con un enorme león disecado el hall, y Vicente no se entiende si no es como torero, dramático presente y amargo futuro en quien no tiene prácticamente pierna. Parecido el caso de Ortega Cano, quien se hizo en las duras de Madrid del verano a base de arrimones y sofocones, cuando le llegó el triunfo y se compró la finca se fue, volvió cuando desde la grada le cantaban por Rocío, y volvió a volver cuando se quedó sin Rocío.
Lo de Emilio Muñoz se cuenta que fue una vuelta de todo, de otro mundo, de si mismo, de su padre, casi del más allá y el toro le sirvió de asidero. Fue un renacer como persona y como torero
A Manolete no le dejó irse un Miura. José le dijo a Juan, "va a a haber que quitarse de esto una temporada" es la retirada por triunfo. creo que fue Wilde el que díjo que los públicos son estupendamente tolerantes, lo perdonan todo menos la genialidad. Irse y no volver fue el mayor triunfo de José, el que nunca quiso sin duda, el que mató a Juan el día que no se pudo montar en su caballo.
José Tomás es la vuelta que más expectación ha creado en la reciente historia del toreo y aún si vamos más allá, también es la que mejor resume todas las motivaciones. Se fue aburrido, su lucha contra el oligopolio había fracasado, a todos nos consta de algún chasco en los patios de cuadrillas, castigado por los pitones de los toros, creo que perdió algo de sitio, le dolieron los pitos y comentarios que tuvo que oír en el 2000.
Se escribieron cossios con su marcha: se le había acabado el valor, se había enamorado de quien no debía, estaba depresivo, arruinado, comía plátanos y lo habían cogido "en mala postura", Martín Arranz lo había engañado, mil versiones, más cerca de la leyenda urbana que de la forma de ser y de pensar de una persona que siempre se ha mantenido enigmático en los detalles de su propia personalidad. ¿Que ha vuelto rodeado de una parafernalia mediática de primer orden?, es cierto, pero la primera ley del Marketing dice que sólo se puede vender de manera continuada lo que es realmente demandado por el comprador y no defrauda expectativas, y el pescado de JT lo han querido comprar hasta la fecha más gente de la que ha podido. y, salvo cuatro cantamañanas, no ha defraudado a nadie, ni siquiera a si mismo.
Se fue por que no quería torear más, ha vuelto por que quiere estar entre los pitones del toro 25 tardes al año, le hace falta en este momento de su vida. Lo demás es literatura. Y aquí estamos hablando de cosas serias.
De los que han anunciado su retorno para este 2009, Espartaco no se ha ido nunca, no viene más que a decir que por aquí anda, no es una prioridad en su vida. Hace dos años le contrataron en Antequera y después anuló el compromiso taurino alegando "que ese día estaría de safari"
Víctor Méndes es el caso contrario, vive para el toro, hace unos meses disfrutamos de una tienta con el luso en Comeuñas, estuvo bien el torero que luego anduvo toda la tarde eufórico por que les había podido, orgulloso por que no le habían quitado el sitio, presumido y torero. Este viene a probarse.
A rebufo de Mendes, o viceversa, Sebastián Palomo, otro "hijo de" que intenta coger el último tren para vivir de esto. Afición no debe faltarle, niños estudiados, ricos por su casa y que deciden coger los trastos también tienen su merito y se merecen que los esperemos, el agravio viene con otros hombres sin nombre y sin fortuna a los que ni se les ve ni se les espera.
Javier en esto de los retornos, debo decirte que tras verlo como matador siendo yo niño y posteriormente como rejoneador, Ojeda me decepcionó mucho. Sólo le ví en Marbella, un festival en Jaén y otro en Linares.
ResponderEliminarTenía muchísima ilusión por ver a Dámaso González. Lo ví en Málaga con una de Pabloromero en el 2002 y lo mismo. Decepción.
A Manuel Benítez "El Cordobés" no lo pude ver en su sonada reaparición en Jaén junto a Antoñete y Curro Romero. No lo pude ver porque se suspendió. Una semana más tarde lo pude ver en Marbella e igualmente, otro desastre.
En cambio, a "Antoñete" lo pude ver dos años seguidos en Jaén y sinceramente, a mí no se me olvidará aquella faena a un toro de Victoriano del Río mano a mano con Curro Romero. Tremendo.
Quiero decirte con esto, que para mí, visto lo visto,a veces segundas partes no son buenas.