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lunes, 22 de diciembre de 2008

Otra vez genial Antonio Burgos

Tiene muchos meritos el bueno de Antonio, no es el menor su amistad con Curro, pero cuando coge la pluma, que pluma muchacho, que pluma
“Toro gordo en año de vacas flacas”
"Le pedí al Rey Baltasar, o, lo que es lo mismo, al teniente de hermano mayor de la Real Maestranza, que sacara urgentemente el cartel de la temporada del 2009, para que se acabara el mal fario del hasta antier vigente del pinchito de toro. Y me ha hecho caso, porque ya está el toro en la plaza. El toro de Manuel Salinas. Con el que hemos respirado. Unos más que otros. Los que conocemos la obra abstracta de Manuel Salinas desde los tiempos del Centro M-11 temblábamos pensando en el cartel que podía pintar. Y me eché a temblar especialmente cuando este verano, en el pueblo de Isabel, en Guadalcanal, vi reunidas las obras de Manuel Salinas, por el que siento un aprecio que viene de cuna y encaste, del que le tengo desde hace tela de años a su madre, Asunción Milá.
Me eché a temblar este verano pensando en el cartel taurino porque Salinas, que es gente bien, es gente importante en Guadalcanal. Casi como un nuevo comendador de Santiago. El otrora templo parroquial de Santa Ana, desamortizado no por Mendizábal y Madoz, sino por Bueno Monreal y Amigo Vallejo, era inaugurado como centro cultural con motivo de la entrega de la Medalla de Oro de la Villa a los catedráticos, hijos del pueblo, Alberto de la Hera y Antonio Fontán, recién creado marqués de Guadalcanal. En Santa Ana se exponía una selección de la obra de Salinas y presidía lo que fue el desaparecido retablo del altar mayor una de sus pinturas. ¿Que cómo era el cuadro? ¿Usted ha visto el catálogo de pinturas Titanlux? Pues algo así. Completamente Leroy Merlin. Una obra de cinco 'ojús'. Hay hoteles de 3, 4 y 5 estrellas, y obras vanguardistas de 3, 4 y 5 'ojús'. Y pensando en el futuro cartel taurino de Sevilla, la obra de Salinas en Guadalcanal era de cinco 'ojús'.
Menos mal que en este mismo instante me estoy comiendo mis 'ojús', tras ver el toro que ha salido por los chiqueros de su estudio de la calle Jesús del Gran Poder. Un toro con su gracia. Si el pintor era Salinas, lo normal es que el toro fuera salinero. Pero no. El raro y discreto Manuel ha cambiado los pelos y capas de los toros. El toro salinero del cartel no es de pelo blanco y colorado. Salinas ha hecho zaino el toro salinero. Con plaza. Con romana. Toda la romana del mundo. Más que gordo, regordío. Después del toro vareado del pinchito del año pasado, este toro fuera de tipo. Si los veterinarios examinasen el toro del cartel como aprueban los que anuncia, seguro que el toro zaino de Salinas hubiera sido rechazado en el reconocimiento por exceso de trapío.
Manuel Salinas, que está tan sobrado de arte como su toro de trapío, ha dado una lección de humildad de la que deberían aprender muchos de sus colegas, esos artistas de vanguardia que nos perdonan la vida por tener la suerte de ser sus contemporáneos. Salinas ha renunciado a su estilo Titanlux de las grandes manchas de color y ha sentado plaza de pintor realista. El trincón del año pasado pensó: "Ahora se van a enterar estos sevillanos de lo que es un toro". Salinas ha pensado todo lo contrario. Como se conoce el paño de la Ciudad Cobarde y Difícil y ha dicho que quiere que lo dejen tranquilito para seguir pintando, ha pensado como los canónigos que hicieron la Catedral, pero sin locura alguna: "Fagamos un toro tal que los sevillanos lo tomen por toro".
¿Que está demasiado regordío el toro? Bueno, ¿y qué? Mejor que 'zozobre' que no que 'fafalte', como el chiste del marinero tartaja que yo cuento mejor que nadie. Nada mejor para la crisis: un toro gordo para el año de las vacas flacas. Toro que me recuerda todo lo contrario de aquella corrida que para la plaza de Madrid iba a comprarle Miguel 'El Potra' a Mari Camacho. Fue El Potra a ver la corrida al campo, y estaba vareadísima, en los huesos. El Potra le dijo que esa corrida no podía comprarla por falta de trapío. A lo que Mari Camacho, muy interesada en lidiar en Las Ventas, le dijo, refiriéndose a la corrida:
-Si me la compras, en quince días yo te la pongo gorda. Y El Potra soltó:
-Mira, 'Maricamacho': a mí ya no me la pone gorda ni Sofía Loren...
¡Lo que hubiera dado Mari Camacho por venderle al Potra el toro de Manuel Salinas!""

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