FOTO: sevillatoro.com
Lo vivido hoy en la Maestranza cuando caía la tarde ha sido casi inenarrable, por eso voy a pasar a contarlo de la mejor manera que pueda. La tarde ha sido de echarse a llorar por el ganado tan impresentable de Juan Pedro Domecq, que hoy otra vez nos la ha vuelto a meter (con perdón ) doblada, y ya van dos. El único que se libró de presentación fue el cuarto que fue devuelto. El sobrero de Parladé, segundo hierro de la casa ha sido padecido por todos al igual que la corrida de ayer.
Han tenido más pinta de cabritas que de toros, así que estaban en tipo para una novilladita más pequeña de las que suelen echar normalmente en la Maestranza. En fin que tanto soñar con que traigan a Sevilla una novillada presumiblemente “ buena“, pues como mejor que no, que sigan trayendo Guadaira que se mueve mucho más y por tanto tiene motor de muchos más caballos.
En fin, a lo que iba. Después de una anodina tarde con los tendidos rebosantes de aburrimiento y bostezos, saltó a la arena el sexto, que era otro novillito pero que por lo menos nos sirvió para quitarnos las penas. Después de una serie de derechazos y un trincherazo enorme, Manzanares arrancó la banda de música que parece que este abono está teniendo poco trabajo. Empezó a chispear y le dio otra serie más, cargada de lentitud, buen gusto, elegancia y empaque de torero bueno. Intentó más tarde al natural donde al toro le costó más embestir, aunque sacó pases de bella lámina y volvió sobre sus primeros pasos. Otra serie con cinco derechazos larguísimos rematados con otra trincherilla muy artística. Todos a cámara lenta haciendo hervir los tendidos con la magia de sus muñecas y su cintura. La embestida tenía calidad y José María siguió dibujando un toreo de cante jondo bajo un diluvio donde nadie se movía ni parecía tener prisa porque aquello acabase. Sabemos que Sevilla quiere tener un romance y lo tiene con Morante de la Puebla, como dijera ayer el compañero y amigo Carlos Crivell, pero no cabe duda que con Manzanares también, desde el ciclo del pasado año. A este torero se le espera en Sevilla y creo que tiene aún mucho más que regalarnos a la afición sevillana porque es un torero joven, y todavía le queda madurar. Algún día lloraremos por los tendidos y espero que sea pronto. Y que yo lo vea. Comenzó a diluviar y el alicantino seguía allí sin moverse queriendo sacarle más embestidas al burel. Hizo cambios de mano impresionantes y circulares que terminaban en circunferencias de 360 grados. Mató de certera estocada y cortó las dos orejas que lo corroboran como la figura que es. Dio una vuelta al ruedo bajo el aguacero que apretaba y la gente tocaba las palmas por bulerías. Nadie se movió hasta que salió andando por la Puerta Grande ya que el día que lo haga será por la de verdad, que es la del Príncipe.
A su otro toro lo lanceó con gusto con el capote, aunque el viento era muy molesto y encima el toro sin casta alguna en sus entrañas no ayudó por ningún pitón. Así que silenciada quedó su actuación.
Enrique Ponce recetó una buena media verónica a su primero y una serie muy vertical de derechazos. Así que entre el viento y la flojedad del toro, terminó casi aburrido el de Chiva aunque demostró que quiso sacar de allí el fondo que no había. Dio muletazos templados y toreó demostrando porqué es el “catedrático” del toreo, pues seguramente nadie le hubiera sacado ni un pase. Resaltar dos trincherazos por bajo y una tanda de lentos naturales. Metió la espada casi entera y se reconoció su esfuerzo con una ovación. El cuarto fue devuelto y en su lugar salió un toro que no le dio opción de nada. Enrique tomó la opción más correcta y digna yéndose a por el estoque.
Castella tuvo un mérito enorme llevándose al toro a los medios en medio de semejante vendaval pero el público protestó y tuvo que trasladarse a terrenos del tercio donde el aire lo descubría menos. sobresalió en banderillas Curro Molina que se desmonteró. El toro quería que le hicieran todo por abajo pues por arriba protestaba, así que tras algunos muletazos buenos sobre todo por el pitón derecho y de un arrimón donde tragó tela optó por matarlo. En el quinto tuvo más aún si cabe aunque dio la impresión de que está un poco “majara” por eso de ponerse en los medios a dar pases cambiados por la espalda con semejante ventolera. La muleta volaba como las banderas de la plaza, era una cosa. Dos primeras series al natural y después por el lado contrario. Mérito abrumador con circulares con peligro, remate a dos manos y trincherilla. Todo al natural. Mató de estocada y recibió una fortísima ovación. Esperemos que Juan Pedro Domecq no nos meta otro fraude semejante el viernes.
CONCHITA RODRIGUEZ ORTIZ
Lo vivido hoy en la Maestranza cuando caía la tarde ha sido casi inenarrable, por eso voy a pasar a contarlo de la mejor manera que pueda. La tarde ha sido de echarse a llorar por el ganado tan impresentable de Juan Pedro Domecq, que hoy otra vez nos la ha vuelto a meter (con perdón ) doblada, y ya van dos. El único que se libró de presentación fue el cuarto que fue devuelto. El sobrero de Parladé, segundo hierro de la casa ha sido padecido por todos al igual que la corrida de ayer.
Han tenido más pinta de cabritas que de toros, así que estaban en tipo para una novilladita más pequeña de las que suelen echar normalmente en la Maestranza. En fin que tanto soñar con que traigan a Sevilla una novillada presumiblemente “ buena“, pues como mejor que no, que sigan trayendo Guadaira que se mueve mucho más y por tanto tiene motor de muchos más caballos.
En fin, a lo que iba. Después de una anodina tarde con los tendidos rebosantes de aburrimiento y bostezos, saltó a la arena el sexto, que era otro novillito pero que por lo menos nos sirvió para quitarnos las penas. Después de una serie de derechazos y un trincherazo enorme, Manzanares arrancó la banda de música que parece que este abono está teniendo poco trabajo. Empezó a chispear y le dio otra serie más, cargada de lentitud, buen gusto, elegancia y empaque de torero bueno. Intentó más tarde al natural donde al toro le costó más embestir, aunque sacó pases de bella lámina y volvió sobre sus primeros pasos. Otra serie con cinco derechazos larguísimos rematados con otra trincherilla muy artística. Todos a cámara lenta haciendo hervir los tendidos con la magia de sus muñecas y su cintura. La embestida tenía calidad y José María siguió dibujando un toreo de cante jondo bajo un diluvio donde nadie se movía ni parecía tener prisa porque aquello acabase. Sabemos que Sevilla quiere tener un romance y lo tiene con Morante de la Puebla, como dijera ayer el compañero y amigo Carlos Crivell, pero no cabe duda que con Manzanares también, desde el ciclo del pasado año. A este torero se le espera en Sevilla y creo que tiene aún mucho más que regalarnos a la afición sevillana porque es un torero joven, y todavía le queda madurar. Algún día lloraremos por los tendidos y espero que sea pronto. Y que yo lo vea. Comenzó a diluviar y el alicantino seguía allí sin moverse queriendo sacarle más embestidas al burel. Hizo cambios de mano impresionantes y circulares que terminaban en circunferencias de 360 grados. Mató de certera estocada y cortó las dos orejas que lo corroboran como la figura que es. Dio una vuelta al ruedo bajo el aguacero que apretaba y la gente tocaba las palmas por bulerías. Nadie se movió hasta que salió andando por la Puerta Grande ya que el día que lo haga será por la de verdad, que es la del Príncipe.
A su otro toro lo lanceó con gusto con el capote, aunque el viento era muy molesto y encima el toro sin casta alguna en sus entrañas no ayudó por ningún pitón. Así que silenciada quedó su actuación.
Enrique Ponce recetó una buena media verónica a su primero y una serie muy vertical de derechazos. Así que entre el viento y la flojedad del toro, terminó casi aburrido el de Chiva aunque demostró que quiso sacar de allí el fondo que no había. Dio muletazos templados y toreó demostrando porqué es el “catedrático” del toreo, pues seguramente nadie le hubiera sacado ni un pase. Resaltar dos trincherazos por bajo y una tanda de lentos naturales. Metió la espada casi entera y se reconoció su esfuerzo con una ovación. El cuarto fue devuelto y en su lugar salió un toro que no le dio opción de nada. Enrique tomó la opción más correcta y digna yéndose a por el estoque.
Castella tuvo un mérito enorme llevándose al toro a los medios en medio de semejante vendaval pero el público protestó y tuvo que trasladarse a terrenos del tercio donde el aire lo descubría menos. sobresalió en banderillas Curro Molina que se desmonteró. El toro quería que le hicieran todo por abajo pues por arriba protestaba, así que tras algunos muletazos buenos sobre todo por el pitón derecho y de un arrimón donde tragó tela optó por matarlo. En el quinto tuvo más aún si cabe aunque dio la impresión de que está un poco “majara” por eso de ponerse en los medios a dar pases cambiados por la espalda con semejante ventolera. La muleta volaba como las banderas de la plaza, era una cosa. Dos primeras series al natural y después por el lado contrario. Mérito abrumador con circulares con peligro, remate a dos manos y trincherilla. Todo al natural. Mató de estocada y recibió una fortísima ovación. Esperemos que Juan Pedro Domecq no nos meta otro fraude semejante el viernes.
CONCHITA RODRIGUEZ ORTIZ
¿En esta plaza cuándo salen los toros?
ResponderEliminar¿Solo el domingo?
Menuda vergüenza
Espero que por lo menos veamos algo el viernes y si no, es de suicidio. Vaya con los platos de jamón de Jabugo....
ResponderEliminarBesos