Prieto de la Cal La leyenda de los toros del rey. Bravura y tesoro genético bajo capas jaboneras.
Prieto de la Cal La leyenda de los toros del rey.
Bravura y tesoro genético bajo capas jaboneras.
En la época de la restauración interrepublicana, aquel anarquista creador del esperpento y bohemio impenitente de nombre Ramón María, se proclamaba Carlista por estética, no palidecía al decir “el Carlismo tiene para mi el encanto solemne de las grandes catedrales”. Curioso el personaje, muy taurino por cierto aunque contradictorio y “flojito de boca”, ya saben que le dijo a Belmonte aquello “Juanito, sólo te falta morir en la plaza” a lo que el pasmo de Triana no pudo menos que responderle “se hará lo que se pueda don Ramón”. Siempre polémico, siempre a favor del toro, en contra de la prensa, del público y casi del torero. En la Ruiza, la crianza del toro bravo también tiene el encanto solemne de las grandes catedrales. Pastan aquí aquellos Veraguas de la vacada del rey, los míticos toros blancos. La sencillez de las instalaciones, la naturalidad y saber estar de sus propietarios, los Marqueses de Seoane, la fuerte impresión de estar ante los arcanos de la raza brava, el olor a alquimista nos trasladan a una recóndita catedral románica, solemne, recia, imperturbable y obscura, ante la belleza estética del toro de Prieto de la Cal cualquiera se podría declarar taurino por estética.
Pocas modificaciones ha sufrido la finca y la forma de criar, herrar, destetar, tentar y vivir el toro desde que los toros de casta vazqueña se instalaran en ella procedentes de “Los Alburejos”, corría el 1940, finalizada la contienda civil, un abogado madrileño algo bohemio y con mucha afición debuta como propietario de un encaste distinto, antiguo y que entre otras afamadas manos había pasado por la del rey felón Fernando, mal rey pero buen ganadero, o el duque de Veragua. Aquel segundo marques de Seoane inicia no sólo una forma de criar toros bravos, sino de vivir en torno al toro que se mantiene en esta dehesa huelvana, gracias a la afición de su hijo Tomás Prieto de la Cal y Picón. Lo primero que causa extrañeza por extraordinario es el hecho de que los propietarios vivan en el campo de forma estable, en esta época donde algún ganadero de bravo sólo acude a la finca de fin de semana. Esta familia ganadera prefiere el olor a calostro, el sonido del mugir del choto perdido, los aromas y sonidos de la bravura.
Tomás Prieto de la Cal maneja la ganadería, como cualquier ganadero del siglo XXI, a caballo entre la oficina comarcal agraria donde resolver burocracias y desesperarse a veces con incomprensiones, zancadillas y desaires. El día de nuestra cita viene con buenas noticias de la OCA,¡¡ se abre el mercado francés!!, nos explica que después de tres años de lengua azul con restricciones de movilidad del ganado bravo por el sur de la tierra de Sarkozy, el virus de la lengua azul que transportaba el famoso mosquito culicoide de caprichosos itinerarios y parecía que siempre a lomos del ganado de lidia, ha llegado por su cuenta y riesgo desde Bélgica y Alemania a los verdes prados del país vecino, además corresponde la epidemia a una cepa que es de tipo ocho, ni del uno de este año ni del tipo cuatro que los anteriores hizo más estragos en la fiesta y los ganaderos de estas tierras de dehesas bravas que en los ovinos, retruécanos del destino que ahora la lengua azul invada Europa desde el norte
El mercado francés
La noticia es más que buena para un ganadero que lidia preferentemente en Francia “por que es donde nos llaman, allí se montan las corridas al antiguo modo, primero se compran los toros y luego se contratan los toreros”, ganadero a contracorriente quiere mandar en su casa, extraña pretensión en los tiempos ganaderos que corren, y prefiere que sus toros no los maten las figuras que llegan imponiendo hechuras, fuerzas, pitones y otras martingalas que no aprendió a conceder en la infancia, infancia de orfandad biológica y paternidad castrense sobrevenida la del ganadero que aún perdura en muchas de sus formas y decisiones. En Francia es todo más fácil, el ganadero que triunfa repite el que fracasa no vuelve en unas temporadas, mercado puro, oferta y demanda sin interferencias, y la fiesta con el toro como principal protagonista.
Otra forma de vivir el toro, como rey de la dehesa y rey de la fiesta, otras pretensiones, otro toro ideal, una forma distinta de hacer las cosas. Surge en la conversación Pepe Doblado, artífice junto al Marqués, de los Prieto de la Cal en aquella posguerra de emigración desde Utrera y Jerez, Alma Mater de los Vazqueños que tentaban los Dominguin, los Ordóñez y con los que contraprogramaban a Litri en la misma Barcelona por que sabían que era triunfo cantado. Doblado que impuso formas e imprimió carácter que mantiene el mayoral actual Rafael González. Todos los toros que se van lidiar en un cercado, veintitrés tiene este año, ya se separaran cuando estén enlotados y haya que rematarlos. Los novillos en otro cercado, esta ganadería lidia más novilladas que corridas, “hay menos imposiciones de los matadores y más empresas que nos buscan”; el destete en corrales con buen pienso para que se repongan; en otro cercado, añojos y erales esperan en el deleite de la dehesa sanjuanera la decisión final de si serán lidiados como novillos o se les dejará un año más. En el último cercado los sementales sestean hasta que e a primeros de Diciembre comience su secular misión como transmisores del tesoro de una genética única acreditada, por si hubiera dudas, por la Unión de Criadores de lidia en recientes estudios pormenorizados
Tientas tradicionales y sencillas
“Las vacas se tientan de utreras y en puntas para vez fuerzas y carácter más adulto”. El ganado macho se tienta a campo abierto, a contraquerencia con un caballo de picar que sólo mide la bravura en un encuentro y casi sin citar, prueba exigente, bravura sin cuento, métodos ancestrales y válidos durante siglos aunque hoy desterrados de la mayoría de ganaderías, donde el ordenador intenta suplir la mirada escrutadora del mayoral y la profusión de datos apabullan al detalle, la memoria telepática, el conocimiento innato del hombre que ve nacer los becerros, los desteta, los maneja y alimenta a diario, los vacuna, los embarca y los acompaña en su viaje de muerte hacia una feria. No hay programa de ordenador ni base de datos que archive que el hijo de “La Coronela” hubiera sido un buen semental si no se desgracia en aquella pelea de utreros con las hormonas en ebullición.
Acaban los ganaderos de lidiar dos cinqueños en el festival de Trigueros, ponderamos el que le tocó en suerte a Francisco Barroso, y cuando se comenta que es una pena que haya encontrado su fin en un festival, Doña Mercedes salta expedita, “pena ninguna, nos gusta que haya salido cerca de casa, por una causa benéfica, que se vea en Trigueros un toro bravo, noble y que lleva toda la herencia de lo nuestro, peor para otras plazas que han podido verlo y no han querido”. Nos explica Tomas “teníamos un toro mogón que podíamos haber mandado, pero nos apetecía ver este que había ido a Almería y a Cehegin, le tenía fe, pero como era bajito y no estaba gordo no lo aceptaron los veterinarios de esas plazas, sin embargo era un toro que con cuatrocientos kilos y siendo bajito de agujas tenía trapío”, palabra que en la boca de este criador adquiere dimensiones y matices que renuevan el sentido de la manoseada palabra y le dan importancia.
Las tientas se presumen sencillas, sólo los cabales en la placita, rara vez tientan las figuras, prefiere el ganadero con buen criterio que aquellos que tienen posibilidades de vérselas con los veraguas en la plaza, los conozcan y prueben en el campo. Le ha gustado en el trascurso de los últimos años, como se han entendido con su ganado Pauloba, Encabo, Barroso, fundamentalmente por que se enfrentan a los veraguas con confianza, saben que es un toro que permite el triunfo y que cuando este viene es importante, por que la importancia en el toreo viene dada por el toro, importantes han sido las figuras que han podido con las ganaderías en cada momento, importante fue José Tomá la temporada que mató lo de Adolfo Martín o lo de Victorino, cuando los de Quismondo mataban la camada de Prieto de la Cal o de Mihura, en la primera plaza de toros de España como era la Monumental, (si, están leyendo bien) de Barcelona.
El tentadero es serio en esta casa, no se perdona nada, la falta de fuerzas, la renuncia en el caballo, que no sirva en la muleta es el camino más corto hacia el matadero. Si acaso se admite que la utrera sólo admita treinta pases, con eso está un toro visto en la plaza y el torero debe tener las orejas en el esportón. La labor la realizan de forma conjunta la dinastía ganadera y el mayoral, nunca hay discrepancias en que vacas madrean, sólo en alguna nota, en los detalles, la filosofía es la misma desde hace más de sesenta años. No quieren muchas vacas, ciento setenta, sólo reponen las pérdidas, ocho diez vacas por año, no importa desechar muchas utreras, están conformes con lo que se cría en la Ruiza, la línea es la correcta. Sólo en un momento de falta de sementales se cruzaron con un ejemplar de Algarra, los machos se lidiaron, las hembras fueron al matadero, no mejoró lo que había y se volvió a lo de siempre, sin perjudicar la pureza de sangre
El herradero se hace en dos o tres veces, sin alharacas ni urgencias, a medida que van naciendo, con naturalidad y sencillez. Las labores diarias se realizan a caballo, el ganadero es gran aficionado y el día de nuestra visita fuimos testigos de que la casa ganadera tiene ya mimbres nuevos para ser moldeados en otra generación de criadores de bravura a caballo
Sementales escogidos.
Doce sementales dan garantía de continuidad. Flor de Jara es el toro indultado imagen de la ganadería aunque irregular en sus descendientes. La selección de los capos de la dehesa es laboriosa y pergeñada con mimbres viejos y sabios, después de tentarlos a campo abierto, el que destaca se lleva a la plaza y si pasa la prueba “padrean por primera vez con cuatro años, se tientan sus productos de utreros cuatro años después, si sirven, padrean hasta los trece o catorce años.” Sistema distinto al resto, como todo en esta ganadería, “no nos preocupa que no haya uniformidad, nos gusta la diversidad, que en una tarde de toros haya de todo, que se abra la puerta de toriles y salgan capas distintas, hechuras diversas, comportamientos con matices, hay muchas formas de que un toro sea bravo”, no busca Prieto de la Cal las preferencias de los toreros que mandan en esto, intenta conseguir el reconocimiento del buen aficionado y eso, que tantas satisfacciones da y tanta incomprensión encuentra, que se llama bravura y personalidad. Además con el sistema consiguen evitar la tan temida consanguinidad, más en esta ganadería que no puede acudir a ningún donante en busca de refrescar sangres habida cuenta su absoluto aislamiento genético en este océano de encastes donde tantos primos lejanos tiene y apenas le sobreviven hermanos. Los logros son claros, apenas ha tenido caídas masivas del ganado en su larga historia y según el estudio de la unión antes mencionado su consaguinidad no supera el cincuenta por ciento, muy por debajo del resto de ganaderías estudiadas
La visita es un placer para los ojos, berrendos en negro o castaño, burracos, sardos (con variados matices) y los paradigmáticos jaboneros y melocotón, capuchinos y paticalzados, alguno negro sin mácula, una lección práctica y campera de los pelajes del toro de lidia. Las caras de perfil cóncavo, proporcionadas las hechuras, alguno ensillado, palomillas altas, grupas poderosas fruto del buen año pasado aunque el otoño no acaba de romper, manos cortas y bien aplomadas. La cabeza imponente, anchos de sienes, melenos y astracanados, con amplias encornaduras, las vacas en puntas, tirando a veletos, ojos oscuros que denotan bravura, cuellos musculados, con amplia cerviz, enmorrillados muchos aunque no estén rematados, la papada breve y casi degollados. El pecho amplio, músculos en tensión, miradas francas pero que desarman, bravura en estado puro, sensación de verdades seculares, los hijos de los nietos de la vacada del rey pastan a escasos kilómetros de Huelva.
Bravura y tesoro genético bajo capas jaboneras.
En la época de la restauración interrepublicana, aquel anarquista creador del esperpento y bohemio impenitente de nombre Ramón María, se proclamaba Carlista por estética, no palidecía al decir “el Carlismo tiene para mi el encanto solemne de las grandes catedrales”. Curioso el personaje, muy taurino por cierto aunque contradictorio y “flojito de boca”, ya saben que le dijo a Belmonte aquello “Juanito, sólo te falta morir en la plaza” a lo que el pasmo de Triana no pudo menos que responderle “se hará lo que se pueda don Ramón”. Siempre polémico, siempre a favor del toro, en contra de la prensa, del público y casi del torero. En la Ruiza, la crianza del toro bravo también tiene el encanto solemne de las grandes catedrales. Pastan aquí aquellos Veraguas de la vacada del rey, los míticos toros blancos. La sencillez de las instalaciones, la naturalidad y saber estar de sus propietarios, los Marqueses de Seoane, la fuerte impresión de estar ante los arcanos de la raza brava, el olor a alquimista nos trasladan a una recóndita catedral románica, solemne, recia, imperturbable y obscura, ante la belleza estética del toro de Prieto de la Cal cualquiera se podría declarar taurino por estética.
Pocas modificaciones ha sufrido la finca y la forma de criar, herrar, destetar, tentar y vivir el toro desde que los toros de casta vazqueña se instalaran en ella procedentes de “Los Alburejos”, corría el 1940, finalizada la contienda civil, un abogado madrileño algo bohemio y con mucha afición debuta como propietario de un encaste distinto, antiguo y que entre otras afamadas manos había pasado por la del rey felón Fernando, mal rey pero buen ganadero, o el duque de Veragua. Aquel segundo marques de Seoane inicia no sólo una forma de criar toros bravos, sino de vivir en torno al toro que se mantiene en esta dehesa huelvana, gracias a la afición de su hijo Tomás Prieto de la Cal y Picón. Lo primero que causa extrañeza por extraordinario es el hecho de que los propietarios vivan en el campo de forma estable, en esta época donde algún ganadero de bravo sólo acude a la finca de fin de semana. Esta familia ganadera prefiere el olor a calostro, el sonido del mugir del choto perdido, los aromas y sonidos de la bravura.
Tomás Prieto de la Cal maneja la ganadería, como cualquier ganadero del siglo XXI, a caballo entre la oficina comarcal agraria donde resolver burocracias y desesperarse a veces con incomprensiones, zancadillas y desaires. El día de nuestra cita viene con buenas noticias de la OCA,¡¡ se abre el mercado francés!!, nos explica que después de tres años de lengua azul con restricciones de movilidad del ganado bravo por el sur de la tierra de Sarkozy, el virus de la lengua azul que transportaba el famoso mosquito culicoide de caprichosos itinerarios y parecía que siempre a lomos del ganado de lidia, ha llegado por su cuenta y riesgo desde Bélgica y Alemania a los verdes prados del país vecino, además corresponde la epidemia a una cepa que es de tipo ocho, ni del uno de este año ni del tipo cuatro que los anteriores hizo más estragos en la fiesta y los ganaderos de estas tierras de dehesas bravas que en los ovinos, retruécanos del destino que ahora la lengua azul invada Europa desde el norte
El mercado francés
La noticia es más que buena para un ganadero que lidia preferentemente en Francia “por que es donde nos llaman, allí se montan las corridas al antiguo modo, primero se compran los toros y luego se contratan los toreros”, ganadero a contracorriente quiere mandar en su casa, extraña pretensión en los tiempos ganaderos que corren, y prefiere que sus toros no los maten las figuras que llegan imponiendo hechuras, fuerzas, pitones y otras martingalas que no aprendió a conceder en la infancia, infancia de orfandad biológica y paternidad castrense sobrevenida la del ganadero que aún perdura en muchas de sus formas y decisiones. En Francia es todo más fácil, el ganadero que triunfa repite el que fracasa no vuelve en unas temporadas, mercado puro, oferta y demanda sin interferencias, y la fiesta con el toro como principal protagonista.
Otra forma de vivir el toro, como rey de la dehesa y rey de la fiesta, otras pretensiones, otro toro ideal, una forma distinta de hacer las cosas. Surge en la conversación Pepe Doblado, artífice junto al Marqués, de los Prieto de la Cal en aquella posguerra de emigración desde Utrera y Jerez, Alma Mater de los Vazqueños que tentaban los Dominguin, los Ordóñez y con los que contraprogramaban a Litri en la misma Barcelona por que sabían que era triunfo cantado. Doblado que impuso formas e imprimió carácter que mantiene el mayoral actual Rafael González. Todos los toros que se van lidiar en un cercado, veintitrés tiene este año, ya se separaran cuando estén enlotados y haya que rematarlos. Los novillos en otro cercado, esta ganadería lidia más novilladas que corridas, “hay menos imposiciones de los matadores y más empresas que nos buscan”; el destete en corrales con buen pienso para que se repongan; en otro cercado, añojos y erales esperan en el deleite de la dehesa sanjuanera la decisión final de si serán lidiados como novillos o se les dejará un año más. En el último cercado los sementales sestean hasta que e a primeros de Diciembre comience su secular misión como transmisores del tesoro de una genética única acreditada, por si hubiera dudas, por la Unión de Criadores de lidia en recientes estudios pormenorizados
Tientas tradicionales y sencillas
“Las vacas se tientan de utreras y en puntas para vez fuerzas y carácter más adulto”. El ganado macho se tienta a campo abierto, a contraquerencia con un caballo de picar que sólo mide la bravura en un encuentro y casi sin citar, prueba exigente, bravura sin cuento, métodos ancestrales y válidos durante siglos aunque hoy desterrados de la mayoría de ganaderías, donde el ordenador intenta suplir la mirada escrutadora del mayoral y la profusión de datos apabullan al detalle, la memoria telepática, el conocimiento innato del hombre que ve nacer los becerros, los desteta, los maneja y alimenta a diario, los vacuna, los embarca y los acompaña en su viaje de muerte hacia una feria. No hay programa de ordenador ni base de datos que archive que el hijo de “La Coronela” hubiera sido un buen semental si no se desgracia en aquella pelea de utreros con las hormonas en ebullición.
Acaban los ganaderos de lidiar dos cinqueños en el festival de Trigueros, ponderamos el que le tocó en suerte a Francisco Barroso, y cuando se comenta que es una pena que haya encontrado su fin en un festival, Doña Mercedes salta expedita, “pena ninguna, nos gusta que haya salido cerca de casa, por una causa benéfica, que se vea en Trigueros un toro bravo, noble y que lleva toda la herencia de lo nuestro, peor para otras plazas que han podido verlo y no han querido”. Nos explica Tomas “teníamos un toro mogón que podíamos haber mandado, pero nos apetecía ver este que había ido a Almería y a Cehegin, le tenía fe, pero como era bajito y no estaba gordo no lo aceptaron los veterinarios de esas plazas, sin embargo era un toro que con cuatrocientos kilos y siendo bajito de agujas tenía trapío”, palabra que en la boca de este criador adquiere dimensiones y matices que renuevan el sentido de la manoseada palabra y le dan importancia.
Las tientas se presumen sencillas, sólo los cabales en la placita, rara vez tientan las figuras, prefiere el ganadero con buen criterio que aquellos que tienen posibilidades de vérselas con los veraguas en la plaza, los conozcan y prueben en el campo. Le ha gustado en el trascurso de los últimos años, como se han entendido con su ganado Pauloba, Encabo, Barroso, fundamentalmente por que se enfrentan a los veraguas con confianza, saben que es un toro que permite el triunfo y que cuando este viene es importante, por que la importancia en el toreo viene dada por el toro, importantes han sido las figuras que han podido con las ganaderías en cada momento, importante fue José Tomá la temporada que mató lo de Adolfo Martín o lo de Victorino, cuando los de Quismondo mataban la camada de Prieto de la Cal o de Mihura, en la primera plaza de toros de España como era la Monumental, (si, están leyendo bien) de Barcelona.
El tentadero es serio en esta casa, no se perdona nada, la falta de fuerzas, la renuncia en el caballo, que no sirva en la muleta es el camino más corto hacia el matadero. Si acaso se admite que la utrera sólo admita treinta pases, con eso está un toro visto en la plaza y el torero debe tener las orejas en el esportón. La labor la realizan de forma conjunta la dinastía ganadera y el mayoral, nunca hay discrepancias en que vacas madrean, sólo en alguna nota, en los detalles, la filosofía es la misma desde hace más de sesenta años. No quieren muchas vacas, ciento setenta, sólo reponen las pérdidas, ocho diez vacas por año, no importa desechar muchas utreras, están conformes con lo que se cría en la Ruiza, la línea es la correcta. Sólo en un momento de falta de sementales se cruzaron con un ejemplar de Algarra, los machos se lidiaron, las hembras fueron al matadero, no mejoró lo que había y se volvió a lo de siempre, sin perjudicar la pureza de sangre
El herradero se hace en dos o tres veces, sin alharacas ni urgencias, a medida que van naciendo, con naturalidad y sencillez. Las labores diarias se realizan a caballo, el ganadero es gran aficionado y el día de nuestra visita fuimos testigos de que la casa ganadera tiene ya mimbres nuevos para ser moldeados en otra generación de criadores de bravura a caballo
Sementales escogidos.
Doce sementales dan garantía de continuidad. Flor de Jara es el toro indultado imagen de la ganadería aunque irregular en sus descendientes. La selección de los capos de la dehesa es laboriosa y pergeñada con mimbres viejos y sabios, después de tentarlos a campo abierto, el que destaca se lleva a la plaza y si pasa la prueba “padrean por primera vez con cuatro años, se tientan sus productos de utreros cuatro años después, si sirven, padrean hasta los trece o catorce años.” Sistema distinto al resto, como todo en esta ganadería, “no nos preocupa que no haya uniformidad, nos gusta la diversidad, que en una tarde de toros haya de todo, que se abra la puerta de toriles y salgan capas distintas, hechuras diversas, comportamientos con matices, hay muchas formas de que un toro sea bravo”, no busca Prieto de la Cal las preferencias de los toreros que mandan en esto, intenta conseguir el reconocimiento del buen aficionado y eso, que tantas satisfacciones da y tanta incomprensión encuentra, que se llama bravura y personalidad. Además con el sistema consiguen evitar la tan temida consanguinidad, más en esta ganadería que no puede acudir a ningún donante en busca de refrescar sangres habida cuenta su absoluto aislamiento genético en este océano de encastes donde tantos primos lejanos tiene y apenas le sobreviven hermanos. Los logros son claros, apenas ha tenido caídas masivas del ganado en su larga historia y según el estudio de la unión antes mencionado su consaguinidad no supera el cincuenta por ciento, muy por debajo del resto de ganaderías estudiadas
La visita es un placer para los ojos, berrendos en negro o castaño, burracos, sardos (con variados matices) y los paradigmáticos jaboneros y melocotón, capuchinos y paticalzados, alguno negro sin mácula, una lección práctica y campera de los pelajes del toro de lidia. Las caras de perfil cóncavo, proporcionadas las hechuras, alguno ensillado, palomillas altas, grupas poderosas fruto del buen año pasado aunque el otoño no acaba de romper, manos cortas y bien aplomadas. La cabeza imponente, anchos de sienes, melenos y astracanados, con amplias encornaduras, las vacas en puntas, tirando a veletos, ojos oscuros que denotan bravura, cuellos musculados, con amplia cerviz, enmorrillados muchos aunque no estén rematados, la papada breve y casi degollados. El pecho amplio, músculos en tensión, miradas francas pero que desarman, bravura en estado puro, sensación de verdades seculares, los hijos de los nietos de la vacada del rey pastan a escasos kilómetros de Huelva.
Emilio Silvera nació en Huelva el 9 de Febrero de 1964.
ResponderEliminarTorea por primera vez con traje de luces en su ciudad natal en 1980 y en 2009 torea con Jose Tomas cortando dos orejas y saliendo por la puerta grande. 2010: Jose Tomas pide el repetir cartel con emilio silvera por causas que ya conocemos no puede torear y la empresa de huelva decide quitar del cartel a Emilio Silvera de su tierra negandole sin mas torear
...ESTO ES UNA VERGUENZA!!
,,,¡queremos que emilio toree!!