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martes, 16 de octubre de 2007

Triunfal festival en Almonte

Triunfal festival en Almonte.
Doce orejas y cuatro rabos se repartieron los actuantes.
Ficha. Festival con picadores en beneficio de los enfermos de alzheimer y Caritas de Almonte. Se homenajeo a Fermín Bohórquez escribano Tarde de buena temperatura, lleno en los tendidos. Un eral de Fermin Bohórquez parado. Cinco novillos de Santiago Domecq de excelente presentación, agradable cara y colaboradores; destacó el sexto. Bohórquez padre e hijo por colleras dos orejas y rabo José Antonio Campuzano dos Orejas Ortega Cano dos orejas. Davila Miura dos orejas y rabo, El Juli dos orejas y rabo y Miguel Ángel Delgado dos orejas y rabo
Magnifica tarde de toros en Almonte, ya sabemos lo que es un festival pero en este se dieron todas las circunstancias para el lucimiento de los espadas el divertimiento del público y la obra social que nos consta recibe los beneficios con pulcritud y prodigalidad.
Todo empezó viendo torear a caballo a Fermín Bohórquez Escribano con setenta y cuatro primaveras, alma mater otros años de este festival ya tradicional. Su hijo, al alimón le amparaba y aunque el eralito de la casa se mostró poco colaborador el maestro se atrevió incluso con banderillas cortas y entró matar antes que el vástago lo finiquitará de un rápido meteysaca. Emocionante la vuelta al ruedo de ambos paseando el rabo.

José Antonio Campuzano demostró ante su aplicado alumno Sebastián Castella, que observaba atento desde el tendido, por que fue líder del escalafón en los ochenta, un sentido poderoso del torero, acompañado de estética y sentimiento que tuvieron su cenit en una serie majestuosa con la izquierda, sabores de otra época, solera de buen torero y honradez a carta cabal. Cinco Campuzanos lo saborearon en Almonte, el maestro Tomas, Enrique, Javier y el picador Enrique.

Ortega Cano se llevó una voltereta del tercero de la tarde, cayó de mala manera pero todo quedo en un susto. El público estuvo cariñoso con el de Cartagena y lo premió con dos orejas tras liquidar a su enemigo de un pinchazo hondo.
Davila nos sigue demostrando que tiene un toreo de muchos quilates y parece más poderoso y reposado desde que se retiró. Es el segundo festival que le vemos después de Alonso y nos sigue enganchando, toreando ceñido, pudiéndole a su enemigo, gustándose, además recetó la estocada de la tarde y cortó el primer rabo de los de a pie.
El Juli se encontró con el único novillo de la tarde que desarrollo peligro, dando tornillazos al final de cada embestida. Lo sometió, fue un prodigio de dominio, de poderle al toro, de tapar sus defectos y aprovechar las virtudes, toreo para aficionados, una lección de toque y mando, sin aspavientos, una delicia ver a un mandón del torero en plenitud aunque sea en un festival. Este año habrá que ir a Aracena para verlo vestido de luces, puesto que no viene a Colombinas.

Buen sabor de boca dejó el joven y prometedor ecijano que cerraba plaza, este Miguel Ángel Delgado alumno de Pepe Luís Vargas en la escuela taurina de su pueblo e hijo de banderillero colocado con Castella, demostró que el Francés es el espejo donde se mira, comenzó la faena con el típico pase cambiado de la casa y esbozó un concepto clásico del toreo en las ceñidas verónicas de recibo y las apretadas chicuelinas del quite. Manoletinas y molinetes de postre lo mostraron en su sitio de novillero peleón.
Cuando tras casi tres horas de espectáculo nadie se ha aburrido es que hemos asistido a una más que agradable tarde de toros en el ya tradicional festival de Almonte. Y que sean muchos más.

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